La Feria

Universidades Benito Juárez, primer corte de caja

El fin era ofrecer educación superior a jóvenes de poblaciones pequeñas, con alta marginación y donde no hubiera una alternativa similar.

El gobierno federal lanzó el programa Universidades para el Bienestar Benito Juárez (UBBJ), una iniciativa para crear 100 planteles en 31 estados a fin de ofrecer educación superior a jóvenes de poblaciones pequeñas, con alta marginación y donde no haya una alternativa similar. ¿Cuántas de estas universidades cumplían esos criterios que establecía el propio programa? Un estudio presentado en la FIL Guadalajara esta semana arroja respuestas.

Los investigadores Dinorah Gabriela Miller, Gustavo Mejía Pérez y José Luis González Callejas estudiaron las UBBJ en el volumen Análisis de la política en educación bajo el gobierno de AMLO. ¿Cambio, continuidad o regresión? , coordinado por Pedro Flores Crespo y César García García (ANUIES, UAQ, UABJ, 2021).

La lectura del capítulo de Miller y del que fue escrito en coautoría por Mejía y González evidencian buenos propósitos y dudables procedimientos, al menos en el arranque de este programa lidereado por Raquel Sosa. Mejía y González aportan unos números bastante reveladores, por no decir tristes, sobre lo que se pretendía con lo que terminó ocurriendo.

En su primer acercamiento, Mejía y González analizan tres de las variables que estableció como objetivos el programa: que la ubicación de las Benito Juárez se decidiera con criterios de número de población, marginación existente en la misma y carencia ahí de oferta de educación superior. Encontraron lo siguiente:

-Ocho municipios donde se establecieron UBBJ “se encuentran por debajo del mínimo poblacional establecido por el programa, mientras que 47 de ellos exceden el máximo estipulado. Sólo 45 casos cumplen con la condición de tener entre 15,000 y 45,000 habitantes”. Y para muestra un botón: pusieron un plantel en Iztapalapa, que tiene 40 veces más población que el tope pretendido.

-Las escuelas se ubican principalmente en municipios con grados de marginación muy bajo y bajo, mientras que en lugares con muy alto grado de marginación sólo se encuentran 12 (doce), o 36 si se agregan las de alto grado de marginación. Es decir, sólo la tercera parte cumple ese criterio nada trivial.

-Solo nueve están en una alcaldía pobre donde no haya otra oferta de educación superior.

-Y sólo cinco cumple con los tres criterios pretendidos: Chenalhó (Chiapas), Urique (Chihuahua), Metlatónoc y Xochistlahuaca (Guerrero), y San Felipe de Jalpa de Díaz (Oaxaca).

No por nada el título del capítulo: Las Universidades para el Bienestar Benito Juárez García: entre las buenas intenciones y el desierto de lo real.

RESPONDE EL ITAM

Sobre la columna publicada el lunes, en torno al proceder de las autoridades del Instituto Tecnológico Autónomo de México, ese día se comunicó conmigo Guillermo García Alcocer, encargado de comunicación del ITAM.

En esa conversación, y en un correo que se me hizo llegar minutos después con algunos documentos y comunicados, García Alcocer respondió a los cuestionamientos señalando que el ITAM ha dado muchos pasos para atender denuncias de acoso. Informó que el protocolo para lidiar con esas situaciones ha evolucionado (va en su tercera versión), que el mismo fue realizado con asesoría de expertas, que permite denuncias anónimas, que han desarrollado una unidad para atender el problema, que en la misma hay un comité de análisis para revisar denuncias y proceder a iniciar una investigación específica si así consideran que procede, que el rector apoya ese esfuerzo pero no tiene injerencia, y que el equipo de apoyo incluye sicólogos y siquiatras. Según García Alcocer, todos los casos han sido analizados cabalmente, incluyendo uno de alta visibilidad reciente donde si bien el comité encontró que se dieron conductas que “no pueden ser consideradas aceptables”, se descartó que se trate de acoso sexual.

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