La Feria

La era victoriana del Banxico

Desde que se conoció que ella sería la enviada del presidente al Banxico, se ha discutido si cumple con el perfil y con lo que manda la ley.

Cuentan, quienes la conocen, que Victoria Rodríguez Ceja es muy chambeadora. Que si algo la caracteriza es que no va a fallar en las tareas que se le encargan. Parece eslogan, pero dicen una y otra vez que “Victoria no falla”. Con esas credenciales llega al Banco de México su próxima gobernadora, su chamba más compleja de cuantas haya tenido en su aún joven carrera.

En una ocasión, en los tiempos en que trabajaba en la Secretaría de Finanzas del entonces Distrito Federal, las millonarias cuentas de la deuda del DF no coincidían en tres centavos. Ella determinó que nadie se podía ir a su casa hasta que encontraron dónde se les habían perdido esos tres centavos.

Ponen otro ejemplo de tiempos más recientes. En la transición de 2018, como parte del equipo que tendría que afinar el presupuesto para el primer año de Andrés Manuel López Obrador, un buen día Victoria convirtió la oficina que ocupaban en avenida Constituyentes en lo más parecido a un OXXO: había comestibles y refrescos para todo mundo, con la consigna victoriana de que nadie saldría de ahí –ni para comprar agua– hasta que no hubieran terminado la tarea.

Siguen los testimonios: estudió en el Tec de Monterrey gracias a que al instalarse ese plantel en el sur de la ciudad esa universidad ofrecía becas a los lugareños. Con su desempeño de excelencia, Victoria aprovechó la oportunidad y de ahí pasó a El Colegio de México.

¿Por qué no tiene el título de maestría del Colmex?, pregunté. Porque la clase media tenemos que trabajar de inmediato, me respondió la fuente, y se vuelve muy complicado sacar ambas cosas: una chamba de tiempo completo en la administración pública y el título.

Desde que se conoció que ella sería la enviada del presidente Andrés Manuel López Obrador al Banxico se ha discutido si cumple con el perfil y con lo que manda la ley. Creo que no son lo mismo, y que ambas cosas son importantes.

En la comparecencia de Rodríguez Ceja del miércoles en la Comisión de Hacienda del Senado de la República hubo un concurso de egos por parte de algunos senadores: unos hablaron a favor sin argumentos; otros, igualmente sin mucha elaboración, objetaron la designación. La verdad es que fue de pena la sesión, pues la mayor parte del tiempo hablaron los legisladores, y no la economista que tenía que decirle a la República cómo ve al Banco de México en este delicado momento, donde la inflación parece que tardará en remitir.

Morena decidió desde el primer momento que la candidata de AMLO cumplía con los requisitos de ley, a pesar de que muchos cuestionan que no ha tenido ni siquiera los cargos que el candidato original, que había sido secretario de Finanzas, funcionario del Banco Mundial, subsecretario del ramo en Hacienda y titular de esa misma secretaría. Así que la ley se ajustará al nombramiento presidencial y no al revés.

Pero en cuanto al perfil hay que decir que los financieros convencionales se sorprendieron con su designación porque: a) no han entendido que este presidente quiere romper grupos hegemónicos; b) en ese renglón AMLO cree que ella cumple ese objetivo más que Herrera; y c) sobre todo porque en tres años los expertos no se dieron a la tarea de conocer ni a la subsecretaria de Egresos. Así cómo, manos.

En 2022 iniciará la era victoriana del Banxico, una donde se teme que AMLO tenga injerencia; pero quienes la conocen aseguran que Victoria sabe decir que no cuando lo que le proponen es incorrecto. Veremos.

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