La Fiscalía de la Ciudad de México investiga a dos exfuncionarios de la alcaldía Benito Juárez por haberse hecho, en pocos años, de decenas de bienes inmuebles.
El hecho supondría que, desde sus respectivos puestos como jefes de Obras y jurídico de tan importante demarcación, los señalados por la FGJCDMX habrían beneficiado a inmobiliarias para que éstas construyeran edificaciones fuera de los límites que impone la ley.
El resultado de esas presuntas gestiones corruptas habría sido que Luis Vizcaíno y Nicias René Aridjis pudieron hacerse de 42 o más inmuebles que ahora explotan. Estas personas, se sabe, estuvieron más de un trienio en la Benito Juárez, coto de poder del PAN capitalino. El primero como jurídico, el segundo como encargado de Obras.
Ante los señalamientos, Acción Nacional se ha hecho rosca.
El PAN de otros tiempos se habría escandalizado de que dos de sus funcionarios –más bien menores, eh, no vayan a creer– terminaran con llaves de decenas de departamentos y hasta habrían ofrecido colaborar en la investigación. En estos tiempos, en cambio, el grito de los panistas es para clamar que estamos ante una medida de desesperación de la jefa de Gobierno, que tras haber perdido media ciudad hace un año ahora estaría emprendiendo una venganza política. De ofrecer ayuda para investigar, ni hablar.
Lo que hasta ahora la Fiscalía capitalina ha presentado a los medios de comunicación apunta a que, en efecto, desde la alcaldía Benito Juárez se constituyó un esquema de corrupción para beneficiar a las inmobiliarias y para beneficio de algunos de los funcionarios involucrados.
Por los hechos ya fue detenido Vizcaíno y es buscado Nicias.
Dos preguntas obvias sobre este caso son:
1) ¿Pudo haber ocurrido que esos dos personajes hayan actuado de manera aislada, y que otros muchos panistas de diversos gobiernos de la BJ fueran ignorantes de lo que ocurrió ahí por años?
2) Jorge Romero, hoy líder de los diputados panistas en San Lázaro, ha dominado en esa demarcación desde 2009. ¿Pudo él, que fue delegado de 2012 a 2015 –periodo en que fue jefe de Vizcaíno y Nicias–, ser ajeno a un esquema de corrupción de esa magnitud?
En una entrevista de radio con Denise Maerker el viernes pasado, Romero aseguró “categóricamente” que “desconocía” los hechos que imputa la autoridad a su jurídico y a su jefe de Obras; que las acusaciones no le competen porque fueron hechas a “personas en lo individual”, y que rechaza las “atribuciones grupales” que “presupone una autoridad (la Fiscalía, que ha dicho que habría jefes panistas involucrados)”.
Que, en ese sentido, asume toda “la responsabilidad en haber nombrado (cuando fue delegado) a esa persona”; dijo también que “ese es el resultado de lamentablemente haber confiado”, pero que considera injusto que se les quiera endilgar a los panistas el mote de ‘cártel inmobiliario’.
Si un nombre destaca en el PAN de los últimos 15 años de la Ciudad de México, ése es el de Jorge Romero. Se dice que entró a Acción Nacional a los 16 años de edad; luego, de 2006 a 2009, fue diputado local; y en el trienio 2009-2012, coordinador de gabinete de Benito Juárez. Después de ese periodo presidió la demarcación.
A quien se le pregunte de cuantos conozcan el PAN dirá más o menos lo mismo: Romero es su jefe político en CDMX, y prácticamente en todas las administraciones panistas él palomea nombramientos.
Quizá Vizcaíno y Nicias engañaron a muchos en la Benito Juárez. Pero si hicieron lo mismo con Romero será una gran revelación. Pero quienes conocen al PAN lo dudan. Y mucho.