Los trámites son un incordio, pero hay personas para las que, por lo que se juegan con o sin ese procedimiento, representan un gran estrés. Como en el caso, respectivamente, de patrones y trabajadoras del hogar en la afiliación de éstas al Instituto Mexicano del Seguro Social.
La semana pasada el IMSS hizo saber que ya será obligatorio que los patrones de trabajadoras del hogar las afiliemos. En la mañanera del viernes el director del Seguro Social se congratuló de que 2.3 millones de mujeres y hombres podrán, de esta manera, contar con servicios que son su derecho y que podrían cambiarles la vida, además de corregir una injusticia.
Ignoro si esta medida hará que las empleadas (son mayoritariamente mujeres) ganen menos, pues no faltará el patrón o la patrona que les descuente algo o todo de lo que ahora ha de pagar para incorporarlas al IMSS. Ojalá que no, pero mientras vemos qué ocurre aporto aquí un microtestimonio de lo que ha sido tratar de inscribir a G. a ese mecanismo que ya funcionaba como programa piloto.
G. está contratada fijo los lunes, miércoles y viernes. Confieso que tardé demasiado en tratar de incorporarla al IMSS. Finalmente hace cuatro meses inicié los trámites para darla de alta. Seguimos sin lograrlo.
Ocurre que el IMSS diseñó un laberinto en el que, por ejemplo, hasta el día 20 pasado no tenía cuentas en diversos bancos para facilitar el pago. Había que adivinar –o preguntar a conocidos– qué poner en la referencia si uno quiere hacer transferencia electrónica vía CLABE. Y cruzar los dedos de que el pago se registre.
Debo reconocer que incluso pedí ayuda a un amigo-que-conoce-a-alguien-en-el-IMSS. Esa palanca me confirmó que lo había hecho bien. Punto para Sal, que parece que no es tan wey al pagar vía internet luego de años cubriendo obligaciones y servicios en distintos portales.
El paso siguiente fue el de la locura. Con impresiones –hechas en casa– de los formatos emitidos por el IMSS y del respectivo pago, semanas después G. fue a su clínica familiar. Para ello dejó de trabajar un día, porque, como muchas trabajadoras del hogar, tiene más de un empleador; así que un viernes, siguiendo las instrucciones del Seguro Social fue a darse de alta a donde le corresponde en el Estado de México. La rechazaron. Usted no está afiliada, le dijeron, y sin más explicación la sacaron de la fila.
Pero le dijeron algo más. Si sólo está empleada tres días a la semana, sólo estará asegurada esos tres días y ni uno más. Leyeron bien. Si se enferma en un día en que no haya pago reflejado, no puede ir al IMSS. Hay que programar enfermedades y accidentes. Como lo oyen. Domingos nadie puede sentirse mal.
En las preguntas frecuentes del sitio web sobre esta afiliación el IMSS no aclara tal aberración. En el boletín del viernes dice que si trabaja 20 días esa empleada tendrá derecho a mes completo. Híjole, híjole.
Otra amiga me dijo: yo le puse que la empleo todo el mes para que le cubriera todo. Sí, mentirle al sistema porque éste no funciona.
Con recibos de tres meses, G. volvió a ir a su clínica y la volvieron a rebotar: su patrón no pagó, no está afiliada. Tenemos los mails que dicen lo contrario.
Ahora llegarán cientos de miles de trámites más. Suerte. Las trabajadoras del hogar no merecen estar sin seguro, y menos el trato que les dan cuando van a acreditar que ya están en el Seguro. Un estrés incordiante.