La Feria

Felipe contra la partidocracia

El expresidente cree que para enfrentar al movimiento que acusa de pretender un populismo corrupto, autoritario e ineficiente, hay dos alternativas no excluyentes.

En su carta a la oposición, con la que ayer reapareció en la política, Felipe Calderón llama a los partidos opositores a dar el paso histórico de abrirse a la ciudadanía y montar con ésta un proceso de selección de candidaturas para disputarle a Morena el control político en 2024.

El expresidente cree que para enfrentar al movimiento que acusa de pretender un populismo corrupto, autoritario e ineficiente, hay dos alternativas no excluyentes: un nuevo partido (sobre lo que no abunda en su largo texto publicado en Reforma) y una gran inyección de militantes y dirigentes ciudadanos a la oposición actual.

Calderón parte de un diagnóstico en el que acusa a Morena de reinstaurar el autoritarismo priista. Pero esa “restauración”, dice, tiene tres agravantes: “Camina de la mano del crimen organizado en algunas regiones”; “esa suerte de autocracia apoyada por el crimen busca garantizar impunidad con un claro intento de cooptar política y económicamente, no al Ejército, sino a algunos generales encumbrados con prebendas y opacidad” y, tercer agravante, “la triste ausencia de una oposición respetable, vigorosa, creíble y con liderazgo”.

Porque la oposición vive –como dice al referirse al PAN, su expartido– un “empequeñecimiento progresivo y constante”.

Es evidente en el texto que Calderón pretende activar un sentido de urgencia por la inminencia de una “dictadura” (palabra que usa para hablar del actual régimen). Lanza ese llamado una semana antes de la marcha opositora convocada para el domingo en el Zócalo.

Sin abundar en otros detalles sobre su propuesta –que incluye el realizar elecciones primarias y que el nuevo empadronamiento ciudadano sea organizado/vigilado por el INE–, será revelador si los opositores entran al debate propuesto por el expresidente no sólo de la República, sino del mismo Acción Nacional, o si lo ignoran.

Porque, sin reconocerlo en su texto, es obvio que Felipe es producto y autor de la transición, pero también de cuanto de ésta no prosperó, de la mediocridad de las alternancias, de las componendas de los cuates y cuotas prianistas, y del empoderamiento de las dirigencias partidistas alejadas de los ciudadanos a las que hoy denuncia.

Habrá quien diga que el texto calderonista elude el mea culpa obligado; y quien lo vea como una llamada oportuna, pero también hecha desde una cómoda lejanía (las noticias de su chamba/residencia en España no ayudarán mucho a sus argumentos de que es momento de trabajar por la patria).

Sin embargo, quién puede desmentir a Calderón cuando dice que, como está y dada la mala marcha del gobierno, la oposición parece “no tener –y vaya que tendría– ninguna historia que contar”.

Calderón ya se tiró al ruedo y expuso argumentos que PAN, PRI, PRD e incluso MC tendrían que rebatir de fondo, y no excusarse diciendo que ya no hay tiempo pues están encima las elecciones.

Si esos partidos le tratan como paria, si lo ignoran, estarán coincidiendo con López Obrador, que ha hecho de la destrucción reputacional de Felipe Calderón una de sus políticas más consistentes y agresivas.

Claro que si en las próximas horas Genaro García Luna es hallado culpable, nadie atenderá las propuestas ciudadanizadoras del expresidente que fue jefe directo y coinstrumentador junto al enjuiciado en Nueva York de la llamada guerra contra el narco.

Y acerca de ese tema: ¿alguien atenderá la denuncia de FCH, que tanto mimó a las Fuerzas Armadas, de que altos generales hoy son cooptados con prebendas? Veremos cuánto cala eso a la Sedena, al gobierno y a esa ciudadanía que, crítica de Calderón, también se pregunta si el Ejército resistirá el engullimiento de AMLO.

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