La Feria

López Obrador y su sector armado

¿Qué neutralidad se puede esperar del Ejército en las elecciones en que se discutirá si se les quita la seguridad, su enorme presupuesto, su rol?

Sin originalidad, las opciones en la próxima elección federal iban a ser continuidad o cambio. Mas el miércoles Andrés Manuel López Obrador le puso esteroides a esa disyuntiva. Votar por la continuidad, informó el Presidente ese día, será un voto por una seguridad militarizada, o no será.

Antes de esta semana el oficialismo ya tenía definida su plataforma. Desde el mitin del 18 de marzo el Presidente leyó la cartilla a sus precandidatos: ni zigzagueos ni correcciones, el movimiento no admite un Ávila Camacho; seleccionará a un radical y le dejará tareas.

La oposición es un enigma no sólo porque nadie sabe si podrán convencer a Movimiento Ciudadano de ir en bloque o si habrá dos candidatos opositores.

Además de eso, la alianza prianista que junto al PRD en 2021 cosechó alcaldías y diputaciones muestra signos de fatiga. Tanto el tricolor Alito Moreno como el blanquiazul Marko Cortés tienen el aura de las parejas que nunca superan el desengaño. En pronósticos de ruptura, sin embargo, siempre todo es incierto.

Pero en lo que no hay duda es en que la única oferta posible de esos partidos –PRI, PAN, PRD y, por supuesto, MC– es en contra de que siga el lopezobradorismo.

Porque de tiempo atrás es evidente que quien estará en la boleta electoral –otra vez– será AMLO: el Presidente trata a las corcholatas como nopalitos, no como delfines.

Al responder el golpe que le propinó la Suprema Corte de Justicia de la Nación el martes, cuando invalidó la adscripción militar de la Guardia Nacional, López Obrador anunció que intentará corregir ese revés con una nueva mayoría calificada en el Congreso que se elija el año entrante.

De las múltiples interpretaciones de tan elevada apuesta yo destaco la decisión del tabasqueño de luchar para que su vinculación con las Fuerzas Armadas vaya a un nivel aún más profundo.

Pedirá votos para que la liga entre su gobierno y las Fuerzas Armadas quede inscrita en la Constitución.

AMLO dice que esta es una transformación pacífica. Aceptando sin conceder que sea transformación, ¿cómo calificamos una transformación con esta proclividad por dar al Ejército decenas y decenas de tareas, empresas estratégicas y, por supuesto, una ingente cantidad de dinero? ¿Transformación pacífica con brazo armado?

El gobierno de la República tiene desde 2018 en el Ejército un pilar. Incluso lo declara en público. Y ahora esa administración quiere no sólo influir para la permanencia de Morena en Palacio en 2024, sino blindar con votos una policía militarizada. Quiere una transformación con un sector armado.

El militarismo ya iba a ser tema de campaña en 2024. Morena a favor, ¿y la oposición? ¿Dirá que esa ruta no sólo debe ser abandonada sino el camino recorrido ha de ser desandado? ¿Y que los encargos a los militares, auditados? ¿Se atreverá a decirlo con todas sus letras el Revolucionario Institucional?

El referendo entre continuidad o cambio está rebasado. Palacio hará campaña ofreciendo que los militares se queden con la seguridad (y con todo lo demás: hasta línea aérea). Alguien tendrá que decir exactamente lo contrario. Y elevar esa voz conllevará el pequeño inconveniente que supone el confrontar no a un movimiento político que quiere lo contrario, sino también a unas empoderadas Fuerzas Armadas.

En ese contexto, ¿qué neutralidad se puede esperar del Ejército en las elecciones en que se discutirá si se les quita la seguridad, su enorme presupuesto, su rol?

Y por fa, que nadie salga con aquello de que es que sí, tienen las armas, pero son civiles y por tanto tienen derecho a hacer campaña.

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