El año pasado hubo en Puebla cuatro simulacros de evacuación en poblaciones aledañas al Popocatépetl. En ninguno de ellos participó el hoy gobernador Sergio Salomón Céspedes, que antes de asumir el cargo, por fallecimiento de Miguel Barbosa, era diputado.
Los eventos de Don Goyo de estos días son los más intensos en años. Y en vez de arropar a su correligionario poblano, las corcholatas de Morena Adán Augusto López Hernández y Claudia Sheinbaum, más experimentados y con alta visibilidad e influencia, botaron la chamba y se fueron de gira.
Digámoslo distinto: mientras cientos de mexicanos se quedaban varados en distintos puntos del país por el cierre del sábado del aeropuerto capitalino tras la caída de ceniza, cierre que afectó actividades aéreas en el Benito Juárez ese día, el domingo y el lunes, el titular de Gobernación y la jefa de Gobierno dijeron: qué buena idea no estar.
Ambos funcionarios pusieron por encima sus ambiciones políticas a sus responsabilidades públicas. Mandaron decirle a los ciudadanos (a los varados rumbo y desde CDMX, y a todos en general) que si sabían contar no contaran con ellos, pues se iban el domingo a Torreón y Juárez.
No se vale que Sheinbaum haga suyo el aeropuerto de la Ciudad de México a la hora de inaugurar nuevas salas y no cuando el Popo desquicia las rutas aéreas de cientos de personas.
Están perdiendo el piso. Se fueron como si pudieran adivinar el futuro: ¿si la crisis por el volcán hubiera aumentado, dónde estarían la jefa de Gobierno y el titular de Segob? A mil kilómetros ella, al doble él. Y el Presidente en el sur.
El domingo ellos dejándose apapachar en mítines mientras el semáforo de emergencia aumentaba a fase amarillo tres, una antes de la alerta roja.
Reitero que además mucha gente veía ese día, no sólo el sábado, cómo le cancelaban sus vuelos y veía también cómo la vida era más que “normal” para estos políticos.
Si Adán Augusto ahora nos sale con que eso –la protección civil– le toca a la secretaria de Seguridad, cabe decir –por si hiciera falta– que una crisis mayor requiere de operación política para coordinar a múltiples gobiernos municipales y estatales, que no hay manera que su gira fuera más importante que estar en el despacho, incluso si no se requería de nada emergente.
Y Claudia Sheinbaum, que el sábado se quedó en la capital, debió permanecer en ella. La actividad del Popo es impredecible y ella prefirió el riesgo de quedarse varada en Coahuila y de complicar su regreso si volvían a cerrar el AICM. Qué necesidad. ¿Dónde quedó la Claudia juiciosa?
Si tan altos funcionarios prefieren sentirse lejanos al sistema de protección civil en una emergencia, ¿a qué se atendrá la población bajo su mando?
La eventualidad de esta emergencia es un tema estratégico y de seguridad nacional. Ninguna dependencia importante se puede sentir al margen, porque cada alto funcionario tiene un tramo de responsabilidad, así sea para tranquilizar a la ciudadanía mostrando que están alertas y presentes.
Volvamos a Puebla: ahí las declaraciones del subsecretario Andrés Villegas, también con unos meses en el puesto, de que la evacuación podría durar tres días, y no horas como en los simulacros, causaron desconcierto. Y lo mismo cuando el secretario de Gobierno anunció el viernes que visitarían la zona sólo hasta esta semana.
Qué bueno que Don Goyo no ha escupido más, ¿qué tal que tiene el mal gusto de dejar a los poblanos en manos de su inexperto gobierno y de impedir el regreso de Adán y Claudia?