La Feria

El año de Hidalgo de Del Mazo

Del Mazo le complica a Del Moral cualquier acto proselitista. Está claro que la prioridad del gobernador no es la campaña de su correligionaria por el gobierno del Edomex.

Hay cuestionamientos a Movimiento Ciudadano por criticar justo en este momento, con una campaña, al PRI.

Que si le hace el juego a Morena, que si “si no ayuda a la oposición” que no estorbe en la campaña en el Edomex, etcétera.

Pero la verdad es que para hablar mal del PRI, ahí está el PRI, o gobernantes como Alfredo del Mazo.

Si hemos de hablar de pésimo timing para hacer cosas que le resten posibilidades a la candidata Alejandra del Moral, ahí está su exjefe Del Mazo: mientras la abanderada de la alianza se afana en prometer que ya cambiaron, el gobernador mexiquense decidió defender lo indefendible.

En algo parecido a la mala costumbre de los gobernadores salientes de repartir notarías a sus cuates como pago de compromisos, ahora Del Mazo pretendió defender a empresarios a costa de un potencial daño ambiental: ha intentado defender un fraccionamiento que afecta a una comunidad y a 186 mil árboles.

La reportera Marcela Nochebuena ha dado seguimiento desde 2019 a las protestas de ejidatarios que en Jilotzingo (hora y media de CDMX) rechazan algo llamado Bosque Diamante.

Como ha explicado la periodista, ese “desarrollo” inmobiliario se anunció como el mayor en 13 años en Edomex.

En los últimos meses del sexenio de Eruviel Ávila este proyecto obtuvo, en tiempo récord, permisos para construir 20 mil viviendas en una zona boscosa junto a una zona de conservación ambiental.

Quienes se oponen a Bosque Diamante denuncian el potencial impacto de 80 mil nuevos habitantes en una zona donde hoy hay alrededor de 20 mil. Así como la deforestación de 186 mil árboles, más de los que tiene el Bosque de Chapultepec o, según Nochebuena, 30 veces más de los que tala legalmente cada año la CDMX.

En enero de 2019 comuneros de Jilotzingo, con ayuda de abogados de Ciudad de México, fueron a los tribunales a denunciar el proyecto, y el juez Décimo de Distrito del Edomex resolvió luego de cuatro años que hubo vicios en la fundamentación de la manifestación de impacto ambiental, y que no se tomó en cuenta que la norma señala un uso habitacional ahí de baja densidad.

Frente a ello, ¿qué hizo el gobierno del Estado de México? Pues algo parecido a lo que todos los días se le critica a López Obrador: tratar de chicanear, intentar imponer su criterio frente al del juez, echar lámina.

Nochebuena publicó el martes que Del Mazo envió a su representante legal a cuestionar la personalidad jurídica de los abogados que ayudaron a los comuneros, y a asegurar que con publicar el proyecto en el “Periódico Oficial es suficiente para avalar el aprovechamiento y ocupación del suelo”.

La celeridad de las autorizaciones en el fin del sexenio de Eruviel Ávila, y la decisión de, en este otro fin de ciclo gubernamental, defender un proyecto que deforesta una zona completa, manda un mensaje claro: el grupo político de Atlacomulco no quiere perder este caso antes de entregar Toluca a Delfina.

Un día después de publicada la más reciente entrega de Marcela Nochebuena en Animal Político, el gobierno del Estado de México anunció, mediante una tarjeta informativa –que es poco formal y menos legal–, que se desistiría de su intento de defender el proyecto.

Falta que eso se formalice en el respectivo tribunal, sin embargo el daño está hecho: al pretender arrasar con un bosque, Del Mazo le complica a Del Moral cualquier acto proselitista. Está claro que la prioridad del gobernador no es la campaña, ni los habitantes de Jilotzingo. Es el año de Hidalgo.

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