La Feria

Segob: una buena cerradora de varias bandas

La nueva titular de Segob, Luisa María Alcalde, podría capitalizar su experiencia legislativa para promover la reforma en seguridad social de López Obrador.

El martes, en la reunión con su gabinete, Andrés Manuel López Obrador dijo, medio en broma, pero este Presidente nada expresa sin intenciones políticas, que ojalá Adán Augusto López no se fuera de corcholata.

La primera vez que lo comentó el todavía titular de Gobernación no había llegado al cónclave de Palacio Nacional donde demandó a su equipo que informaran si pensaban renunciar y, de ser el caso, cuándo se ausentarían.

Luego AMLO reiteró que ojalá Adán se quedara, pero que, si la voluntad de su paisano era irse, que adelante, incluso en un escenario donde las encuestas no le favorecen, condición que el propio Presidente minimizó al hablar de cómo él luchó cuesta arriba en 1994 en Tabasco.

¿Por qué hizo esos comentarios el mandatario sobre su todavía brazo derecho? ¿Era más que amistoso ese bullying? ¿Influyeron esas indirectas en que Adán tardara en renunciar y visitara de nueva cuenta al Presidente el jueves?

Porque, dada la figura política que decidió que le ayudara a cerrar el sexenio desde Bucareli, no pareciera que López Obrador vaya a extrañar a su paisano. La elección de Luisa María Alcalde como nueva titular de Gobernación muestra, de nueva cuenta, que el Presidente arma jugadas de varias bandas.

Alcalde, que el martes pasado en la mencionada reunión de gabinete había dicho no a cualquier candidatura, incluida la de Ciudad de México, será una pitcher cerradora que manejará para el mandatario importantes proyectos, al tiempo que refuerza símbolos claves rumbo a la sucesión.

Desde la Secretaría del Trabajo y de la mano del IMSS y el Infonavit preparan una amplia reforma en seguridad social: AMLO quiere dar a eso prioridad en septiembre para que en el futuro los adultos mayores se retiren con mayor pensión.

La nueva titular de Segob podría capitalizar su experiencia legislativa –fue diputada entre 2012 y 2015– para promover esas iniciativas en el Congreso, y para el mismo fin le servirán las tablas de negociaciones (como la del outsourcing), llevadas en la Secretaría del Trabajo.

Si una virtud tuvo Adán Augusto López en Segob es que explotó sus habilidades de priista: abría el diálogo, prometía, buscaba opciones, cuidaba las formas, mas, cuando así lo ameritaba el caso porque su jefe había cambiado de pichada, deshacía lo bordado y era aún más rijoso que AMLO.

No por ello dejaba de buscar interlocución y tampoco tenía empacho en reconocer ante quienes había fallado que, con las nuevas instrucciones recibidas de su jefe, no le había “alcanzado” el capital para cumplir lo prometido.

El estilo de Luisa María será distinto, pero también el momento es otro. Si Adán vivió una transición en la Corte y en el INE, perdiendo el ascendente que tenían en la primera, pero ganándolo en el segundo, ella tiene hoja limpia con todos los consejeros electorales, y llegará sin agravios al Congreso.

Y lo mismo esta abogada se lleva bien con los empresarios, esos a los que luego Adán desde Segob tampoco podía cumplirles porque el Presidente cambiaba de idea o no aceptaba lo que estaban negociando, como fue el caso con Germán Larrea y sus demandas de indemnización.

Y Luisa María será cuña en Cobián, no vaya a ser que a alguien desde ahí se le ocurra operar para Adán.

Finalmente, pero no menos importante, es un fuerte mensaje tanto al lopezobradorismo más recalcitrante (nadie les va a desplazar, hay posiciones clave para los de la primera hora…) como que la equidad de género llegó para quedarse.

Adán Augusto se fue, y parece que no lo van a extrañar.

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