La Feria

El PRD y los antiderechos

Llegó la hora de que los del sol azteca garanticen que la aventura que inician hoy es progresista y a favor de los derechos de todes.

Hoy la alianza Va por México y parte de la sociedad civil presentarán su método para encontrar candidata (o) a la Presidencia de la República. A la espera de ese instructivo, surge una cuestión crucial: ¿qué agenda no aceptarán?

Hace poco una priista destacaba la importancia del PRD en la alianza. Disminuido, el partido que fue del ingeniero Cárdenas y de AMLO, de Porfirio e Ifigenia, hoy es una bandera que ha perdido su registro en varias elecciones. Pero quedan sus valores de izquierda, que no es poca cosa.

De acuerdo con esa priista, es el Partido de la Revolución Democrática el que hace posible que el PAN y el PRI se puedan aliar, y eso es así porque al sumarse el PRD éste agrega una agenda de principios que hace insustancial aquello de que son sólo el viejo PRIAN en busca de recuperar sus privilegios.

El PRD fondea de legitimidad el discurso de la alianza de que el momento es tan delicado que amerita que aquellos con propuestas excluyentes o en las antípodas han de edificar coincidencias para enfrentar a López Obrador.

Es momento de que los del sol azteca hagan saber si la priista tiene razón. Llegó la hora de que garanticen que la aventura que inician hoy es progresista y a favor de los derechos de todes.

En la alianza hay políticos de derechas. No sólo en Acción Nacional, cabe aclarar. Los hay también en el PRI. Ante el sectarismo que amenaza a las instituciones, no son pocos los que están a favor de que la izquierda y el centro se alíen con esa derecha. Pero con límites muy claros.

Este fin de semana fue la marcha por la diversidad. La sociedad mexicana ha de felicitarse de lo mucho que ha avanzado en este rubro en sólo dos generaciones, tanto como ha de vigilar de que no haya retrocesos en esa agenda, lo que incluye, prioritariamente, trabajar para erradicar violencias.

La marcha fue ocasión de reconocernos como una sociedad que aspira a la libertad, a los derechos para todas, todes y todos, como un país que se manifiesta en paz, y con alegría, reconociéndose como uno donde el derecho a la diversidad ha de primar. Donde los que están por cancelar derechos no tienen cabida pública.

Ese mismo día la senadora Lilly Téllez no encontró cosa más humana qué hacer que pronunciarse sobre una supuesta ortodoxia de lenguaje que, obvio, es mucho más que un asunto de “corrección lingüística”: revela prejuicios e implica un ataque a los que ella considera equivocados.

Es una pena tener que reproducir la zafia provocación expresada por la senadora en Twitter. “No se dice todes, se dice todos. Que siempre sea motivo de orgullo hablar correctamente”. Y agregaría un tuit más como para subrayar lo calculado del desplante.

Téllez dice que quiere ser presidenta y presidente, así, como diciendo “no me vayan a hacer menos si sólo digo presidenta”. Ese recurso propagandístico asume, en efecto, una eventual discriminación a las mujeres, asume justo lo que ahora promueve.

Para contener a los peores impulsos del PRI y del PAN, que ya en el pasado pactaron contrarreformas para eliminar el derecho de la mujer a decidir, el PRD debe garantizar que la agenda antiderechos, y quienes la asuman pasiva o activamente, no reciba ni una candidatura de la alianza.

El PRD debe promover una patria para todos, todas y todes. Nunca una izquierda contra los derechos. Nunca una Lilly Téllez con una candidatura suya, ni a concejal, si pretende discriminar a una, a uno o a todes.

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