AMLO hace política –o politiquería, por lo ruin, si se quiere– 24 x 7. La alianza opositora parece que no. Porque la embestida antidemocrática del Presidente en contra de Xóchitl Gálvez muestra que o la oposición aliancista está en Babia, o simplemente la dejará morir sola.
El embate de Palacio Nacional contra la hidalguense del viernes pasado rebasó una línea. Al titular del Ejecutivo le tiene sin cuidado el llamado del INE a abstenerse de manosear la elección. Lo mismo difundir datos privados de empresas que no han incurrido en ilegalidad probada.
Pero ese golpe asestado contra la legisladora se da, y se explica, por la emoción que ha suscitado en la comentocracia, en un sector de la sociedad, y en algo de la oposición. En ese orden decreciente, dado que hasta este domingo las encuestas electorales no muestran un salto cuántico de XG. Y dada la forma de reaccionar de la alianza ante las maniobras de AMLO.
Sin embargo, no hacen falta encuestas para advertir que en Morena sí prendieron los focos rojos ante la irrupción de Xóchitl. Los ataques de todo el universo morenista son la prueba de que, por si sí o por si no, todo vale y todo se intentará para frenar la bicicleta que puso nerviosas a las corcholatas.
Por explicable que sea el intento lopezobradorista de desaforar civilmente a la pre-precandidata aniquilándole su reputación (creo que será fallido intentar ligarla al cártel inmobiliario, para empezar porque esa pandilla de blanquiazules nunca la ha querido), la duda es si la alianza la defenderá o no.
Una falla del método opositor para seleccionar candidato es que sigue siendo objeto de suspicacias. La duda sobre si las dirigencias chamaquearán a la sociedad está lejos de disiparse. La forma de responder del PRIANPRD ante lo emitido el viernes desde la mañanera es una raya más a ese tigre.
El Presidente cruzó una gran frontera en sus ataques contra Xóchitl; la alianza debió salir de forma contundente a manifestar una defensa. Ejecutar una acción que también sea inédita. Estar a la altura, política y mediáticamente, del obús que López Obrador lanzó. Los tuits opositores de ese día no son eso.
El dilema de la oposición es que si se pasan en su defensa a Xóchitl quizá la conviertan de lleno en la candidata. ¿Querrán de verdad el o la candidata más competitiva? Lo que no advierten es que si Andrés Manuel se sale con la suya, mañana atacará sin la menor resistencia ni pudor al que siga.
No sabemos qué sigue de parte de AMLO vs. Xóchitl, pero sí sabemos que seguirá tan atroz acometida.
¿La alianza defenderá a Xóchitl en tiempo real y en modo campaña: con esa actitud de quien sabe que lo hecho cada jornada a la postre explicará el triunfo o la derrota? ¿O prefieren ver si se salva sola?
Si la senadora percibe que la alianza no la respalda en medio de esta descarada jugarreta, en una de esas con Movimiento Ciudadano (que carece de candidatx, seamos francos) les puede comer el mandado.
Quizá fue que el viernes para la oposición es día de –citando a Gil Gamés– pasarla con los amigos verdaderos. Y las dirigencias hasta hoy no han mostrado que consideren a Xóchitl como tal.
Quizá fue que prefirieron dedicar la tarde del viernes a política de café, y dejar para otro momento la defensa de su aspirante más popular. Total, si cae, nunca fue de ellos y más de uno creerá que no vale la pena enfrentar por ella al peor AMLO.
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