Si las tendencias detectadas por la encuesta de ayer de El Financiero se mantienen seis semanas más, este sería el orden de los premios de la catafixia lopezobradorista:
La candidatura para Claudia Sheinbaum, a pesar de lo que se esfuerza en tener malos encuentros con la prensa.
La coordinación de los senadores morenistas, que a él le parecerá poca cosa, para Marcelo Ebrard.
El liderazgo lopezobradorista en San Lázaro para Adán Augusto López; en eso quedarían sus decenas y decenas de espectaculares: antes le daba órdenes a Nacho Mier, ahora ocuparía su lugar.
Y, finalmente, para Gerardo Fernández Noroña, hasta hoy la revelación de la competencia, un puesto en el gabinete.
Ricardo Monreal, que también anda por ahí agotando los cinco millones que le dio Morena a sus corcholatas para recorrer el país, no tendría premio de consolación de los establecidos en la convocatoria. Salvo que, como todo mundo sabe, al zacatecano lo apuntan como candidato a la CDMX.
El exlíder en la Cámara alta, cuentan las leyendas, tiene la promesa presidencial de que, llegados los tiempos, se podrá inscribir en la competencia para elegir candidata (o) de Morena a la Ciudad de México. Tendrá el privilegio de competir en ambas. Dicen.
Hay quien sugiere que Andrés Manuel López Obrador, viendo que se avecinaba el periodo electoral, prefirió reconciliarse con Monreal para eventualmente recurrir a sus dotes de operador político. Y que tras el reencuentro entre ambos, el Presidente le alentó a ir por la CDMX.
Eso, claro está, fue antes de que comenzara oficialmente el tortuoso –por anodino– baile de las corcholatas, entre quienes fue incluido de forma plena Monreal luego de meses y meses de ninguneo lopezobradorista.
Diseñar un proceso con premios de consolación supone dotar al mecanismo de incentivos para evitar fracturas o defecciones; y también para que ninguno de quienes más se hayan esforzado terminen con las manos vacías.
Pero si entre los cuatro primeros no figura Monreal, ¿de cualquier manera le premiarán dándole la opción de ser precandidato a la jefatura de Gobierno, esa que ya se le frustró hace seis años?
Estamos en una pre-precampaña. Como dijo Sheinbaum, ella y sus compañeros –como las y los de la tienda de enfrente– son políticos y como tales hacen proselitismo; y viendo los números de este lunes de El Financiero, el proselitismo de Fernández Noroña tiene más pegue que el de Monreal.
En la pregunta de a quién prefiere para la candidatura de Morena-PVEM-PT para presidente en 2024, El Financiero reporta que tras Sheinbaum (29 por ciento), Ebrard (19 por ciento) y Adán Augusto (11 por ciento) aparece Fernández Noroña con 8 por ciento de las respuestas. La encuesta se terminó de levantar hace 10 días.
Contra lo que prometía Noroña, parece que no le alcanzará el tiempo (o el formato: sin debates él carece del margen para que la gente lo compare) para disputar la candidatura a Claudia o a Marcelo.
Sin subestimar que todavía pudiera quitarle el tercer sitio a Adán Augusto, si acumula un poco más de simpatías, ¿de verdad Noroña preferiría ir al gabinete en vez de levantar la mano para encabezar la lucha por la capital?
Si pidiera participar entonces la interna morenista sería Clara Brugada vs. Fernández Noroña: de Iztapalapa para el mundo, literal.
Monreal debe estarle muy agradecido a su compadre Manuel Velasco por tomarse esta vacación pagada de 5 millones de pesos para ser el último de la lista de las corcholatas. Que si no, a AMLO se le complicaría aún más decir: decidimos que el colero de la otra carrera sea puntero en esta. Así son.