A mí, la verdad sea dicha, no me sorprende nada que en una fase más de su calderonización, el presidente López Obrador victimice a los seis jóvenes asesinados en Celaya. Indigna, pero no es sorpresivo. Desconcierta, mas quién puede acusarlo de inconsistente si falsea sobre madres buscadoras.
Ayer en la mañanera, y sin que nadie le preguntara, Andrés Manuel abordó el caso de los seis jóvenes asesinados en Guanajuato. Estaba hablando de Claudio X. González, luego de tamales de chipilín (en serio) y de ahí al fentanilo en Estados Unidos; así que es natural el salto a trivializar esta masacre.
“Acaba de haber un problema lamentable en Guanajuato hace dos días de un asesinato de jóvenes, y tuvo que ver con consumo de droga”, dijo el mandatario.
Les ahorro la parrafada que se aventó sobre las causas de la violencia (habló de la Conquista y el oro, etcétera, etcétera), y sólo gracias a la insistencia de la prensa es que tuvo que informar lo siguiente:
“Le fueron a comprar a alguien que estaba vendiendo droga en un territorio que pertenecía a otra banda. Entonces, evitar eso, evitar eso, y eso sólo con amor, con atención a los jóvenes, con apapacho. Que los jóvenes tengan posibilidad de trabajo, tengan posibilidad de estudio, que no se sientan solos, que no haya vacíos, que puedan ser felices sin la droga, eso es importantísimo”, agregó.
AMLO detalló que “lo de Guanajuato, de homicidios tiene que ver con eso, ese enfrentamiento de bandas, por la venta de la droga”. E insistió en que la raíz es el consumo, y deslizó que lo que en Celaya ocurre en ese renglón es algo que, según sus datos, contrasta con otras partes del país.
“No está así en Culiacán, no está así en Guadalajara, y menos en Mérida, y menos en Oaxaca, y menos en Tuxtla. O sea, es un asunto que tiene que ver con el consumo. Y por eso donde tenemos más problemas de consumo es donde hay más homicidios, están relacionados; a mayor consumo, más homicidio”.
AMLO asume que todos tienen que creerle porque no existen datos públicos sobre el consumo de sustancias dado que su gobierno canceló las encuestas que se hacían. Dice que pronto publicarán un estudio, pero a saber si será comparable con los del pasado o datos a modo (¿como en desapariciones?).
En cualquier caso, López Obrador victimiza a los jóvenes: si no hubieran comprado a los equivocados…, o si incluso hubieran recibido amor y no anduvieran por ahí queriéndolo sustituir probando drogas… eso en el escenario de que lo que diga el Presidente sea cierto, y no una mera evasiva.
Si la lógica de Palacio es cierta, de que a más consumo más asesinatos, Celaya está cañona: ahí en 2023 hay una tasa por cada 100 mil habitantes de 55 homicidios dolosos, mientras que en Iztapalapa siete, en la Cuauhtémoc 11, en Guadalajara 12, en Lagos de Moreno 19 y en Acapulco 44*. Cañona Celaya.
En Guanajuato, y en otras partes del país, ¿la causa de la violencia no será más bien el fracaso de gobiernos, estatal y federal, que renuncian a su obligación de cuidar ciudadanos, a quienes dejan a merced de criminales que capturan economías ilícitas de ganancias gigantescas?
Esta tragedia en Guanajuato comenzó tras el calderonismo, con Peña Nieto creció, pero ¿qué ha pasado en Celaya y zonas cercanas en este sexenio? Los homicidios se multiplicaron. AMLO en crimen y ausencia del Estado = calderonismo 2.0. Oh, qué gran sorpresa.
*Datos tomados de México Unido Contra la Delincuencia.