La Feria

Sandra Cuevas: lo grave y lo más grave

Sandra Cuevas recorre la alcaldía en ruidosa caravana de vehículos propios de persecución de temibles criminales, montaje tan ostentoso como superficial.

La alcaldesa de Cuauhtémoc atestiguó, sin dar contraorden, agresiones físicas de personal a su cargo en contra de un ciudadano. Pasados los hechos, los justificó.

Es un suceso muy grave, pero no tanto como para que ella tema que le cueste la chamba. Eso es lo verdaderamente grave.

Desde que llegó al cargo en 2021, Sandra Cuevas ha ido empujando límites; y cada vez que traspasa alguno constata que, salvo ruido mediático, la polémica le reditúa más fama y, al parecer, mayor impunidad.

Por tanto, su proceder es de una lógica sin fisuras. La alcaldía como millonario trampolín para construir la imagen semipoliciaca (o sin el semi) de funcionaria determinada a poner orden, cruzada que otras instancias resisten no porque velen por la legalidad, sino para acotarla pues le temen.

Recorre la alcaldía en ruidosa caravana de vehículos propios de persecución de temibles criminales, montaje tan ostentoso como superficial; sería entretenido si no tuviéramos noticia ya de sus arranques, como cuando se fue contra policías, y de que sus allegados la ‘cuidan’ pateando personas.

El jueves hubo una marcha en Paseo de la Reforma con seguidores de Cuevas. Curioso mitin en una ciudad donde sobran las razones para protestar. ¿Qué tipo de necesidad explota entre quienes con banderines muy nuevos la ‘defendían’? No eran muchos, pero sí bastantes como para no pensar mal.

Tras los golpes al ciudadano, la alcaldesa dio una conferencia. Fue la comprobación de que está de moda usar el podio gubernamental para minimizar hechos graves y también para, lejos de mostrar conciencia de lo delicado del tema, aprovechar la ocasión para afirmarse en el poder.

Y ella no padece locura, dejen de decir eso en WhatsApp. Sabe que los ciudadanos que la votaron en 2021 sólo ejercen derechos cada tres años, así que está tranquila, nadie va a llamar a su diputado para pedirle que la haga rendir cuentas, la ciudadanía no va a elevar protestas en instancias superiores.

Entre los políticos tampoco es previsible que se haga algo con quien desde la campaña misma trivializó los derechos humanos. No lo harán porque de AMLO para abajo también les conviene que la democracia en México sea sólo electoral, nada de participativa y menos permanente.

La herramienta de revocación de mandato impulsada por el tabasqueño es un artilugio para retener poder más allá de 2024, no el inicio de otro tipo de cultura democrática. Tan no cree en trastocar periodos, que ¿quién fue el último presidente poderoso que dejó intactos a los gobernadores? Trivia.

El credo de AMLO es que si te eligieron tienes derecho a todo tu periodo. Cuevas aprovecha la reticencia de Morena a abrir la caja de Pandora de llamar a cuentas a un gobernante. Si hoy lo hacen con ella… así los Cuauhtémoc Blanco de la República disfrutan este pacto de impunidad.

Y desde Morena creen que la Cuauhtémoc puede usarse como escarmiento. Eso les pasa por votar con el hígado en contra de nosotros, es más o menos el razonamiento. Claro, vaya dilema tenía el votante: premiar a los que no quieren rendir cuentas, o castigarles con una alternancia que podía salir mal.

Salió muy mal. Y puede empeorar. Ella seguirá retando los límites. Los partidos que la impulsaron se harán los desentendidos, sin que eso signifique que Cuevas se quedará sin patrocinadores; porque si de algo no podemos culparla es de aprovechar una era que entroniza la vacuidad y prepotencia.

Mientras la democracia mexicana sea sólo electoral, los ciudadanos estarán a merced de políticos que los pueden agarrar a patadas. Literalmente.

COLUMNAS ANTERIORES

¿Sirve la mañanera de Claudia Sheinbaum?
La grosería de Marko Cortés a Xóchitl Gálvez

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.