El discurso de una diputada española de derechas en Puebla provocó reacciones de Morena y afines. No era para menos, el chovinismo lopezobradorista es tan pero tan singular que hasta a la candidata de raíces indígenas se le escamotea su identidad. Sólo ellos dicen lo que sí, y lo que no.
Viene Cayetana Álvarez de Toledo, da un discurso de derechas, como no podría ser de otra manera, y los de enfrente, sin ser de izquierdas necesariamente, se ponen como si les hubieran picado las hormigas por todo el cuerpo: entreguistas, malinches, añoran la Corona, quieren ser súbditos…
Google hace difícil de entender, o no, el sarpullido nacionalista de los seguidores de Andrés Manuel.
El buscador de internet lleva a la conclusión de que para el oficialismo está pésimo, y raya en injerencia digna de gritar mas-si-osare, que un extranjero se eche un discurso que implica a México, su gobierno, sus elecciones… salvo que ese extranjero fuera invitado de ellos.
Cosa de recordar, para no ir más lejos, que este mismo mes vino Rafael Correa a México y estuvo en una conferencia con, of all people, el vocero gubernamental Jesús Ramírez Cuevas, quien en su intervención dijo que los medios de comunicación conforman una dictadura.
Y en su turno, en concordancia con la narrativa de Palacio Nacional, el expresidente ecuatoriano declaró que “los medios para atacar atacan como partidos políticos, son actores políticos. Pero si les responden políticamente se rasgan la vestidura, ‘atentado a la libertad de expresión’”.
Correa dice eso de tiempo atrás. Al decirlo en México, la semana pasada en Los Pinos, reactiva una discusión que se da en varias latitudes. En ese mismo foro se llamó a la prensa a ser más plural, sí, en un debate donde no hubo pluralidad sino puros que se dicen de izquierda.
Es cierto que cuando en Los Pinos estaba la derecha, los foros desde el gobierno privilegiaban a figuras que no necesariamente comulgan con la izquierda. Así los unos antes, y los otros ahora.
Por ello vale la pena tratar de plantear que si van a escandalizarse por Cayetana, que digan por qué no se rasgan vestiduras de actividades en México de los políticos Pablo Iglesias o de Juan Pablo Monedero, del partido Podemos.
Para muestra un botón publicado por Animal Político en agosto pasado: “El politólogo español Juan Carlos Monedero, cofundador del partido Podemos en su país, forma parte del equipo que apoya la aspiración de Adán Augusto López a la candidatura presidencial dentro del proceso interno de Morena. Monedero es director editorial de la revista Red Transformación, cuyos anuncios espectaculares con la imagen de los aspirantes morenistas a la candidatura presidencial, con Adán Augusto en primer plano, derivaron de una investigación de la Comisión de Quejas del Instituto Nacional Electoral por posible promoción anticipada. Sin embargo, la comisión determinó no sancionarlo”.
Sobra decir que ese INE que no sancionó a Adán Augusto es el INE donde ese secretario de Gobernación hacía y deshacía.
Al tema. ¿Quienes se indignaron por el apoyo de la diputada pepista a Xóchitl Gálvez, y vieron en eso una inadmisible intervención, ya se indignaron con el apoyo de Yolanda Díaz, vicepresidenta de España, a Claudia Sheinbaum en reacción a lo que hizo su paisana en Puebla el fin de semana?
Nuestras elecciones presidenciales se volvieron globales. Y la sociedad podría ganar escuchando opiniones internas y externas sobre el futuro mexicano. Pero si van a ser chovinistas, y desfallecer porque la derecha española los critica, al menos sean parejos y despidan a sus amigos consultores políticos… extranjeros.