El Instituto Nacional Electoral ya hizo públicas las preguntas que la ciudadanía envió para el primer debate presidencial. En el sitio del INE se puede encontrar el total de las 24 mil recibidas, y las 108 depuradas por Signa Lab, de la universidad ITESO. Y sí, tiene razón López Obrador en estar enojado: más que agradecer por vivir en un paraíso terrenal, los preguntones demandan a quien gane el 2 de junio solucionar sus añejos problemas.
Ahora todos podemos leer que, entre otras cosas, se cuestionó: “En caso de ganar la Presidencia, ¿cómo haría frente a los casos de corrupción que opacan la administración pública en todos los niveles, incluyendo las fiscalías y órganos de procuración de justicia?… ¿Cuál es su estrategia integral para combatir el narcotráfico y reducir la influencia del crimen organizado en México, considerando tanto medidas de seguridad como enfoques socioeconómicos y de prevención del delito?… Con los antecedentes de los gobiernos anteriores, ¿cómo se podría erradicar la corrupción con estrategias nuevas y transparentes?… ¿Cómo combatir la corrupción si pareciera que cada estado o municipio es un país independiente escudándose en la autonomía de éstos y en su bando municipal dando facultades ilegales a los funcionarios públicos?... ¿Realmente serán investigados los actos de corrupción del presidente López y sus hijos al concluir su gobierno?… ¿Te someterías a la prueba del polígrafo, con preguntas sobre tu patrimonio?…”.
Y estos ejemplos son, por supuesto, sólo del tema de corrupción, uno de los que se programó abordar en esa fecha.
Sin embargo, aunque fuera por unas cuantas más, el tema sobre el que más preguntas llegaron fue el de educación, en segundo corrupción, y en tercer lugar el de salud. Sobre el enfoque de los cuestionamientos recibidos en esos rubros, esto dice Signa Lab en las conclusiones de su informe sobre la selección de las preguntas:
“Los temas de salud y educación -concluye el laboratorio del ITESO- compartieron una mirada en tono de diagnóstico deficitario acerca de las condiciones actuales a nivel nacional en ambos rubros. Las listas de campos y núcleos semánticos de estos temas mostraron intereses claros en cuanto a propuestas de mejora en las infraestructuras de los sistemas educativo y de salud a nivel nacional”.
“En cuanto a salud, el énfasis estuvo en la falta de abastecimiento de medicamentos y la mejora en los hospitales, y acerca de la educación, el énfasis estuvo en el mejoramiento del nivel educativo en todos los niveles, particularmente en escuelas y universidades públicas”.
Y “acerca del combate a la corrupción, las palabras más visibles enfatizaron un tono de tolerancia cero frente a ésta de parte de la ciudadanía, y señalaron la necesidad de combatirla en todos los niveles de gobierno. También quedó claro que para quienes participaron en el ejercicio no se puede pensar en este tema sin propuestas claras de cómo lidiar con el crimen organizado”.
Quienes más preguntaron fueron jóvenes de entre 13 y 27 años, particularmente quienes van de los 18 a los 22, reporta el ITESO. Seis de cada diez preguntas vinieron de la región centro, y el top cinco de estados con más preguntas fue: CDMX, Edomex, Jalisco, Veracruz y Puebla. Si bien no en ese orden, prácticamente una calca de la lista de la entidades con más electores.
De las 24 mil preguntas iniciales, el ITESO, en apego a los criterios establecidos por el INE, descartó mil 117 por “uso de términos proscritos” y mil 664 por repeticiones idénticas, para finalmente dejar 21 mil 219 preguntas depuradas o, dicho de otro modo, 88.4 por cieno de las preguntas sometidas pasaron a la selección final.
Lo que nos lleva al planteamiento de esta entrega: quizás entre las rechazadas están algunas o muchas (acaso unos cientos, no más) que aplaudían a AMLO, su gobierno, su partido o su candidata. Si así hubiera sido, estaba en las reglas que se les cancelara, según el artículo 3 del ejercicio: “Desechar las preguntas que no cumplan con los criterios de redacción establecidos, como: temática seleccionada, sesgo partidista, lenguaje ofensivo, discurso de odio, discriminación y/o violencia de cualquier tipo”.
Es decir, ocho de cada diez mexicanas y mexicanos quieren, prioritariamente, saber cómo se va a arreglar el sistema educativo, la corrupción y el de salud. Y querían saber el día 7 de abril, fecha del primer debate, si las candidatas y el candidato coincidían con su visión, por ejemplo, cuando preguntaron: ¿consideras que el sistema de salud en México está colapsado? ¿Cómo vas a enfrentar esta problemática? O esta otra: “Para recibir una cita medica, te la dan para ocho o hasta 15 días para las medicinas controladas, pasar con un especialista te lo condicionan demasiado, ¿usted qué propondría para que esto ya no pase en las clínicas y hospitales?”.
Andrés Manuel se quejó de que en el debate se preguntaron, a nombre de la ciudadanía, cosas como si su gobierno no hubiera hecho nada. No fue cosa de los moderadores, son miles de mexicanos que dicen, sin más, que les preocupan los problemas en primer lugar en la educación, en segundo de corrupción y en tercero de salud. Como cada sexenio, podríamos decir sin más, aunque en Palacio Nacional insistan en sus otros datos.