La Feria

Si gana Máynez…

Si ganara Álvarez Máynez sería el triunfo de una estrategia que no es más que pura mercadotecnia. Buena, pegajosa, eventualmente efectiva, pero a final de cuentas publicidad.

No va a ocurrir, pero vale la pena explorar las implicaciones de la victoria el 2 de junio de Jorge Álvarez Máynez, candidato presidencial de Movimiento Ciudadano.

Si gana Máynez sería el triunfo de una estrategia que no es más que pura mercadotecnia. Buena, pegajosa, eventualmente efectiva, pero a final de cuentas, eso, publicidad que con las herramientas precisas aprovecha un nicho en el momento adecuado.

A diferencia de las otras candidatas, forjadas desde la experiencia real y que labraron la oportunidad de ser las abanderadas de sendas formas de pensar, gente que tenía un plano existencial antes y lo tendrá después independientemente del resultado, este candidato es de ocasión.

Máynez es el plan C de una ambición que sólo busca estar en el candelero porque sí y para sí. El verdadero partido hombre no es el de AMLO, es el de Dante Delgado. MC es la entelequia más camaléonica del vetusto sistema partidista que entró en crisis aun antes de 2018.

Máynez tiene ideas y sabe conectarlas. Nadie regatea eso. Pero es actor de reparto, no estelar, de la partida que juegan Dante Delgado y, entre otros, Andrés Manuel López Obrador. El candidato es una ficha. Sabe y no le importa que a lo más ganará followers, mas no será líder.

Porque la candidatura de Máynez constituye una treta. El hechizo, que deplorando a los deplorables, busca a quienes sufren arcadas de sólo pensar en los del pasado, y a esos que con justa razón desconfían de los actuales. Es tercera vía, la del descarte, sin sustancia alguna.

Hay que corregir. La candidatura de Máynez, su empresa no su persona, tiene sustancia: la de un jingle. O la de una troca que, ilegalmente, ahora se ofrece en rifa. La democracia llevada al nivel de una kermés. Se agradece la involuntaria honestidad de los naranjas.

La candidatura de MC entiende a la perfección lo electoral en idioma mexicano: se trata de ganar los más votos posibles para tener tantas canonjías como se pueda. El cinismo no le alcanza para reconocer que eso podrá ser legal, pero no constituye aporte democrático alguno.

Por cierto, Máynez dirá que se habla de él contra él. No. Abordar su candidatura desde el periodismo o el análisis es una obligación porque así gane 3 o 13 puntos porcentuales de la votación, su irrupción incide en la forma y el fondo de la competencia.

Y porque su partido es la contradicción andando entre oportunidades genuinas a las militantes y su presunta agenda progénero; eso sin decir que es flagrante el oportunismo de preferir denunciar ‘el pasado’ antes que al ‘presente’. Pero exhibirlo es un ataque, dicen ellos.

Incluso Alito Moreno tolera mejor las críticas que el abanderado de los promotores de una agenda progresista que no soporta la crítica. Tan iguales a Palacio que hace falta gran esfuerzo para no subrayar más las coincidencias.

Si gana Máynez igual y Dante le pide declinar por Andrés Manuel. O por Ricardo Monreal. O por Ignacio Ovalle. Amor con amor se paga, ¿qué no?

Si gana Máynez qué gran tiempo para los vehículos no convencionales. Hay que felicitar a Sandra Cuevas. Llegó por fin a un instituto que comparte con ella el gusto por el ruido y el exhibicionismo. Que gobiernen los aburridos, los naranjas a la fiesta.

No va a ganar. Pero México no se ahorrará a Dante. Ni los sermones del candidato que ofrece distractores bailes. ¿Que nosotros nos lo perdemos? Afortunadamente.

Porque nunca hay que olvidar que Máynez, como candidato presidencial, es un fenómeno de redes sociales. ¿Hace falta decir más?

COLUMNAS ANTERIORES

¿Sirve la mañanera de Claudia Sheinbaum?
La grosería de Marko Cortés a Xóchitl Gálvez

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.