La Feria

Morenista, ven, ¡te invito a la fiesta!

Salvador Camarena muestra los detalles de la exclusiva fiesta que tendrán quienes creen y profesan la austeridad republicana.

Amiga, amigo,amigue, ¡te invito a la fiesta!

Si recibiste este correo, siéntete afortunadx. Vas a hacer historia: el Pueblo de México te encarga el segundo piso de la ya sabes qué. ¡Celebremos! Enseguida encontrarás instrucciones para festejar nuestro triunfo.

No robar, no mentir y no traicionar es nuestro lema. Pero en esta ocasión (sobre todo si quieres ser privilegiado con nuevas invitaciones ;), también te pedimos “no compartir”: no digas que vas a esta fiesta porque se trata de una muy exclusiva.

Sabemos que no cabes del gusto de ser uno de los nuevos siervos de López Obrador. O de repetir en el cargo, suertudotx. Pero la primera regla en esta fiesta es chitón. Por fa no difundas los datos que te proporcionaremos. Recuerda lo que dicen: nunca falta un “yo lo vi”.

Esta fiesta es para quienes creemos y profesamos la austeridad, para quienes vemos en la honrada medianía juarista el único modo legítimo de ejercer el poder, de servir a México, de abrazar el noble oficio de la política.

Nuestra celebración es en un jardín. Unas tierritas que han salido del sudor de la frente de honrados trabajadores. Su ubicación te recordará los parajes que alguna vez disfrutó, con absoluto abuso policial, Arturo el Negro Durazo, ese preneoliberal. Pero nada qué ver.

Dispusimos las mesas para admirar la enormidad de la CDMX, ciudad noble y capital del país que ahora nos llama a sacar de los juzgados y tribunales a esa pandilla de abusivos y prepotentes sabelotodos. Salud por la Judicial. Por cierto, Arturo se disculpó, tenía otro viaje a NYC.

Si adviertes caballerizas, palenque, plaza de toros, picadero de equitación y hasta pista de baile, no te confundas. Nada que ver. Son amenidades que los chicos usan de vez en cuando para pasar el tiempo. A nosotrxs, la patria no nos perdonaría distraernos en jaripeos.

En nuestra fiesta habrá, eso sí, comida típica de muchas regiones, tan representativa como variada es nuestra procedencia. Enchiladas potosinas y taquitos de Sonora, pozole de Jalisco y tlayudas de Oaxaca... Todo con aguas frescas y, si te animas, campeone, pulque.

Porque recuerda. Lo más importante de la fiesta eres tú. Bueno, tú y lo que tú representas. El pueblo bueno que eres tú. Esa comunión única es la que celebramos.

Será un respiro antes de la monumental labor que nos espera. Por ese día, da rienda suelta a tu emoción –canta, ríe, llora–, pues mucho te costó llegar. Así seas de tómbola, o vendido del PRI o del PRD, o kiwi, verde por dentro aunque piel marrón… ahora eres familia Morena.

Que no te acongoje pensar en los que no tienen más que su tarjeta del Bienestar. Qué duro. Sabemos que en el carrito de los postres (habrá ocho carritos, casi casi una réplica de Tren Maya de puros dulces) te será difícil dejar de pensar en las madres buscadoras. Sé fuerte.

Olvida por un instante a quienes en tu distrito pagan extorsión. Eres noble y luego ese tipo de pensamientos te dan pa’ bajo. Pon pausa igualmente a pensar eso de que ayer pedías que por el bien de todos primero los pobres y hoy son los que te sirven. ¿Más horchata?

Nada nada. Ven a tu fiesta y prepárate para eso que Fidel llamaba la plenitud del pinche poder (perdón, pero en confianza así hablamos, ¿no?). Ya verás, estos festejos se volverán costumbre. Te mandamos ubicación para el Waze. No faltes.

PS. Sobre todo no le digas de la fiesta a Claudia. Ya ves que ella es muy muy estricta.

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