Reconforta saber que la carrera de Ingeniería Civil en México está muy lejos de desaparecer, aun permaneciendo más tiempo AMLO en el Gobierno del País, deseando alargar más kilómetros a sus trenes dislocados.
¿Qué pueden esperar ahora los jóvenes mexicanos estudiantes de la carrera de Ingeniería Civil, con respecto a una profesión enormemente pesada y saturada de profundos e interminables materias de Cálculos Aritméticos, Geométricos, Algebraicos, Vectoriales, Analíticos, Diferenciales, Integrales, de Topografía, de Geología, de Mecánica de Suelos, de Concreto, de Hidráulica, de Diseño Antisísmico de las estructuras, etc.?
Los Ingenieros Civiles no cursan “materias improvisadas” para llenar un requisito en obras de Ingeniería Civil improvisadas, que afectan, como lo están haciendo los mal planeados, diseñados y mal logrados cálculos del Tren del Sureste y sus daños irreversibles al medio ambiente en su totalidad.
En el Segundo año de la Carrera de Ingeniería Civil se comienza a darle la importancia que tienen la Topografía y la Geología, al analizar las características de un terreno en su profundidad.
¿Dónde y cómo se van a sustentar edificios, trenes del Metro, puentes, fábricas, túneles de ferrocarriles, presas y grandes obras si no se estudian a profundidad el que debe durar muchos años su perfecta operación?
En las guerras, los ingenieros militares levantan obras para un ataque o una defensa momentánea de horas o de días. Para ganar una guerra nunca edifican los ingenieros militares obras que deben durar décadas o años.
Los miles de estudiantes de Ingeniería Civil en México deben de estar tranquilos. Yéndose AMLO, la Ingeniería Civil volverá a ser respetada como lo ha sido siempre antes de su llegada y su aversión a todo lo civil.