Salvador Garcia Linan

Riesgo de la militarización

Salvador García Liñán relata algunas de sus experiencias al enfrentar la dictadura en Argentina.

Militarizar a una sociedad civil, implica generar una cultura y una actitud inteligente y decisiva de adaptación de la población hacia la “cultura de violencia y prepotencia” nunca antes sufrida, ocasionada y asumida por los militares en el poder.

Una tarde, en Buenos Aires, Argentina, bajo la dictadura militar, viajaba en mi auto hacia el centro de la ciudad de Buenos Aires, en forma específica hacia el Barrio Norte, en Pellegrini y Arroyo, en donde yo vivía.

De repente, tres militares, en sus poderosas motocicletas, se colocaron al frente de los coches que circulábamos en cada carril para hacer “acrobacias”, las cuales celebraban con gran prepotencia y con brutales carcajadas.

Los civiles que viajábamos por la autopista y ante tal “comportamiento”, sabíamos muy bien que no deberíamos, por nuestra propia seguridad y vida, de “molestarlos”, sino solamente reducir al mínimo nuestra velocidad y esperar, sin intentar rebasarlos.

Los automovilistas que quedamos al frente de las filas de autos y de camiones, en cada carril de la autopista, actuamos con “suma comprensión” y no molestamos a los militares.

En esta, como en muchas otras situaciones inverosímiles que viví y sufrí en Argentina, bajo la cruel dictadura militar, era simplemente una forma sencilla de no ser ultimado por los militares.

En esa forma, circulábamos con la lentitud que los militares motociclistas nos imponían porque intuíamos que un simple bocinazo para que se quitaran del carril de la autopista era una muerte segura porque dispararían.

En un momento en que el oficial más joven de los militares me miró, aproveché para preguntarle, con movimientos lentos muy seguros y educados, si podía rebasarlo para circular y seguir adelante. Con gran sorpresa recibí una indicación sencilla y educada de que podía hacerlo. Se lo agradecí con una sonrisa y una inclinación de mi rostro y fui el primer automovilista al que permitieron rebasarlos y continuar circulando por la autopista Richieri hacia Buenos Aires.

¡Todavía no lo creo!

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