Samuel Aguilar Solis

La democracia y el INE de hoy

Una de las fallas de la oposición es que ingenuamente pensó que Morena abriría espacios en la negociación para nombrar a los nuevos consejeros del INE.

El asedio sobre la democracia no cesa. Grave sería que la oposición partidaria y la sociedad civil bajaran la guardia al pensar que el triunfo pírrico que el presidente y sus legisladores presumen lograron ya los dejara tranquilos en su afán de destruir al organismo que organiza las elecciones en nuestro país. El hecho de que de los cuatro nuevos consejeros del INE solo dos abiertamente se relacionen con Morena, el movimiento-partido en el gobierno, y que para cualquier acuerdo de trascendencia se requieren 8 de los 11 y que fácil no se ve que lo logren, no significa que el INE mantendrá su eficiencia organizativa, y sobre todo su imparcialidad en sus determinaciones conforme a las atribuciones constitucionales para la organización de las elecciones y en su momento “cantar” al ganador de la contienda.

Lo primero que habrá que decir es que la elección de los nuevos consejeros y la nueva presidenta del consejo general del INE representan la derrota de la política, ya que si bien es legal su elección por “tómbola”, el hecho de haber recurrido al caso extremo que la norma marca para la elección, significa que el diálogo para llegar a acuerdos de consenso se canceló, ante la expresa negativa dictada desde el presidente para que Morena y sus acólitos no llegaran a acuerdos con la oposición partidaria, y de parte de la oposición de verse incapacitada para poder tejer acuerdos. Hoy queda más claro que nunca que el Congreso ha dejado de tener una de sus esencias constitutivas, la de debatir y con el diálogo llegar a acuerdos si no se tienen los números para la votación, como la que se necesitaba para la elección de los nuevos consejeros electorales.

El hecho de que Morena haya impulsado la inscripción de una gran cantidad de aspirantes y que en el proceso de eliminación, hasta llegar a las quintetas, mantuviera una mayoría de ellos, les daba una mayor probabilidad en el sorteo, y esa es una de las fallas de la oposición, que ingenuamente pensó que Morena abriría espacios en la negociación basados en los antecedentes históricos de los nombramientos anteriores.

Así las cosas, y nombrados porque la diosa fortuna los favoreció, la nueva presidenta del INE y los otros consejeros no garantizan ninguna eficiencia e imparcialidad en su trabajo, porque no fue por sus virtudes que fueron seleccionados, así que serán únicamente su trabajo futuro y los hechos mismos de su quehacer los que habrán de definir si son verdaderamente dignos de ser consejeros y defensores de la democracia y de la institución ante el asedio del presidente para acabar con ambos. La democracia es, sin duda, la mejor forma de gobierno para pacíficamente resolver los conflictos por medio de la política, y en nuestro caso, el INE, el organismo para organizar las elecciones que definen el reparto del poder, de ahí su importancia estratégica para poder mantenernos en un régimen democrático frente a la andanada de ataques y búsqueda de destrucción de sus instituciones como lo hace el autócrata de Palacio Nacional.

Defender nuestra democracia no solo es defender una forma de gobierno sino un sistema de vida como expresamente lo señala nuestra Constitución, y el INE, que es el que opera las reglas para la disputa del poder a través de elecciones libres, debe de mantener su independencia, pero también su buen ganado reconocimiento por su eficiente y responsable desempeño. Esto no lo deben de olvidar los nuevos consejeros y su presidenta, y la sociedad no debemos perder oportunidad de recordárselos y exigirlo.

También hay que ser claros, el daño que se buscaba hacer al INE, aunque no han logrado “destazarlo” como es su objetivo, no hay que cantar aún victoria, la democracia, no solo en México sino en el mundo, enfrenta tiempos difíciles y seguramente después de las actuales batallas por su defensa, la sociedad mexicana habrá de continuar en la resistencia en los procesos electorales y en otros campos, porque así como el actual presidente, cual “caballo de Troya” llegó al poder bajo la reglas democráticas para destruir la democracia, así otros enemigos de la democracia y el mismo presidente estarán acechando para seguir atacándola.

Atentos a que los dictámenes del paquete del famoso plan B, que tarde o temprano tendrán que debatir y votar en la Corte, debemos de estar, y no cejar en la defensa también de la autonomía del Poder Judicial, que abierta y de manera soterrada, está bajo presión del presidente; así como del desempeño de los nuevos integrantes del consejo general del INE. La defensa de la democracia y del INE deben de seguir siendo la prioridad de los ciudadanos, pero también hay que vigilar el comportamiento de la oposición partidaria, que en aras de mantener sus privilegios, amagan con hacer reformas al Tribunal Electoral y que en eso asemejan las prácticas golpistas de populismo morenista y su jefe. En esto último es claro que la oposición partidaria sigue sin entender su crisis de representación y de mediación de la sociedad, una verdadera tragedia que la sociedad tenga que transitar con esas rémoras.

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