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El mesiánico de Dinamarca

El Presidente dijo que el país contaría con un sistema de salud público como el de Dinamarca. Llegará al fin de su sexenio sin poder hacer el milagro.

Es quizá la máxima expresión del mesiánico que (des)gobierna México. Andrés Manuel López Obrador se planta con firmeza ante su auditorio y anuncia que el país contará con un sistema de salud público como el de Dinamarca, Canadá o Reino Unido. Por razones misteriosas de su mente, la principal fijación es con el país escandinavo. Admite, faltaba más, que no será sencillo, pero dice que le gustan los retos.

Siempre la mirada firme, determinada, sin titubeo alguno. El aplomo en su voz es absoluto. Será un sistema de salud en que desde una consulta hasta la más compleja cirugía será, por supuesto, gratuita, lo mismo que los medicamentos, tratamientos y estancias hospitalarias. Nada de escasez de medicamentos o de especialistas, habrá todas las clínicas y hospitales necesarios.

En ocasiones presume que no será como Dinamarca, sino mejor, porque este país es pequeño, y en cambio tener un sistema tan envidiable a lo largo y ancho de México es más difícil. Por eso, casi dice que modestia aparte, es más ambicioso. Que lo logrará a pesar de que los conservadores se burlan diciendo que no será posible. Porque con esos corruptos neoliberales no se cumplía el derecho a la salud, que en cambio será un hecho durante su gobierno.

Con esa firmeza singular le pone fecha. Como Presidente electo y durante sus primeras semanas en Palacio Nacional, habló en varias ocasiones de “mediados del sexenio”, una fecha cómoda que entonces parecía lejana. No era solo la salud, por supuesto, también para entonces ya estaría funcionando la refinería de Dos Bocas y se habría abaratado la gasolina. Con el arranque de 2020 llegó la destrucción del Seguro Popular y en su lugar el Insabi. Entonces hasta adelantó la fecha mágica: el sistema danés estaría listo el primer día de diciembre de ese año, justo a tiempo para festejar sus dos años en el poder.

Pero ocurrió la pandemia, esa que le vino como anillo al dedo, y durante la cual el mesías proclamó que no hubo una sola persona sin atender, nadie que se quedara sin vacuna, tratamiento o cama de hospital. Una narrativa congruente con el constructor del sistema tipo danés.

A finales de 2022 regresó la promesa: en un año a más tardar estaría funcionando la salud pública como en Dinamarca. Lo que sí ocurrió en los meses que siguieron fue la eliminación del Insabi, demostrando el estrepitoso fracaso del cambio. Pero por supuesto no se planteó regresar al Seguro Popular, sino que se decretó que todo sería absorbido y ejecutado por IMSS-Bienestar.

Hace unos días ya anunció el Presidente el nuevo plazo: en marzo de 2024 estará todo funcionando mejor que en Copenhague. Aparte en meses recientes el genio de la política pública que es el tabasqueño tuvo una idea impresionante para acabar con el desabasto de medicamentos: construir la farmacia más grande del mundo, que mandaría todo lo que haga falta en el país en menos de 24 horas. Ya había dicho hace años, al destruir la distribución de medicinas, que era tan simple como repartir refrescos y botanas.

Hay una incógnita que probablemente nunca será resuelta: ¿sufre un severo problema mental de lidiar con la realidad o es un cínico sin paralelo? ¿Realmente se la cree cuando anuncia esa fecha que, una y otra vez, ha tenido que postergar?

López Obrador llegará al fin de su sexenio en un año sin poder hacer esos milagros de los que se cree capaz, incluyendo transformar a México en Dinamarca porque así lo dicta su divina y omnipotente voluntad.

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