Sonya Santos

Ni es nuez ni es de la India

La historia de su propagación comienza cuando fue avistado en Brasil alrededor de 1558 por André Thevet, quien inventó el nombre de ‘anacardo’.

Conocidas como Nuez de la India o Marañón en México —y castañas de cajú, anacardo, cajuil, caguil, pepa o merey en el resto de Latinoamérica—, la Anacardiaceae occidentale es originaria de algunas partes de América Central y del Sur, en particular del noreste de Brasil, en donde se le llama por su nombre portugués, Caju (la fruta) o Cajueiro (el árbol), que proviene de la voz de la etnia tupí acaiu: ‘aca’, nuez; ‘iu’, que produce. En inglés es cashew, una abreviatura del francés cajou y este del portugués antiguo acajú.

Pertenecen a un raro doble fruto que contiene la fruta fresca y su castaña. La primera se usa para hacer jugos y fermentos, aunque su cáscara es tóxica y se le debe dar un tratamiento especial, pero la más preciada es la que sobresale por debajo de ésta, la que crecen fuera de la base, como pequeñas colas, y que en realidad es una drupa; término botánico para un tipo de fruto carnoso en el que la semilla está encerrada en una cáscara dura.

Estos árboles necesitan de climas tropicales y elevados. Se cultiva principalmente en India, Vietnam, Tanzania, Brasil, algunos países de América Central y el Sudeste de Asia. En México hay pequeñas producciones en Campeche y Chiapas.

La historia de su propagación es interesante, comienza cuando fue avistado en Brasil alrededor de 1558 por el fraile franciscano, explorador y cosmógrafo francés, André Thevet, quien hacía referencia en sus relatos e ilustraciones a las plantas y su fruto, inventando el nombre de “anacardo”; la extraña forma le recordaba un corazón invertido (’ana’ significa hacia arriba y ‘cardium’, corazón), yo particularmente lo veo semejante a un riñón.

Se introduce por primera vez en India en el mismo siglo XVI por exploradores portugueses que navegaban desde Brasil, quienes lo plantaron en Goa, colonia de Portugal desde 1510. Los responsables de su propagación en India fueron los elefantes. Después de comer la fruta de los árboles dispersaron las semillas a través de sus excrementos.

India fue el primer país en desarrollar la industria de procesamiento de la Nuez de la India, y durante mucho tiempo disfrutó de ser el principal proveedor del mundo antes de que Vietnam recientemente lo superara, este último país creó máquinas de alta tecnología, aumentado la producción y disminuyendo la mano de obra; es sumamente complejo romper la dura cáscara para sacar la ‘nuez’, los europeos habían aprendido de los nativos tupíes y éstos a su vez de los monos capuchinos locales. Los primates usan herramientas como piedras y ramas.

Son caras porque llevan un largo proceso; cultivarse, cosecharse, separarse de la fruta falsa, tostarse, enfriarse, abrirse, pelarse, secar al Sol y clasificarse para su venta.

Estas semillas, ricas en aceite y delicioso sabor, se utilizan comúnmente en la cocina asiática, son un ingrediente característico de numerosos platos de pollo y vegetarianos del sur de India.

Después, Estados Unidos hizo las primeras importaciones de semillas desde India en 1905. Entre este año y 1914 se hicieron otras hacia Francia e Inglaterra. En los países occidentales se consumen principalmente como aperitivo, complementan en la actualidad recetas y regímenes de cocina vegana y de vanguardia, es decir, están de moda, sobretodo debido a su perfil nutritivo, que entre otras propiedades, reducen el colesterol malo al tiempo que incrementan los valores del colesterol bueno. Su porcentaje de grasas sanas es mayor que las nueces, piñones, cacahuates, semillas de calabaza, entre otros de los llamados frutos secos. Es asimismo la base para elaborar todo tipo de ‘quesos’ veganos.

La cantidad de Nuez de la India recomendada diariamente para adultos es de 25 g, de 14 a 15 piezas. Se pueden encontrar hoy en el mercado tanto crudos como tostados, salados o sin sal.

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