La última edición del evento de reconocimientos, organizado por el Paseo de la Mujer, me inspiró una profunda reflexión que, aunque esperada, resaltó la continua invisibilidad de incontables mujeres en México históricamente marginadas. A medida que profundizamos en la investigación, nos percatamos del invaluable trabajo que ellas han desempeñado a lo largo de los siglos, con aportaciones y manifestaciones que lamentablemente han permanecido en la oscuridad.
El Paseo de la Mujer es un proyecto surgido de la Fundación México Monterrey 2010 A.C., bajo el impulso de la incansable líder comunitaria, Liliana Melo de Sada. Ubicado en el corazón del Parque Fundidora de Monterrey, con el objetivo de conocer y difundir la trascendencia de las aportaciones de las mujeres al desarrollo de México, haciendo un tributo a aquellas que han marcado la historia. Desde su inauguración en 2010, este espacio ha honrado a más de 600 figuras en diferentes campos, invitando a la reflexión y el aprendizaje, que a través de diferentes recursos educativos difunden sus legados. Más que un proyecto, se ha convertido en un ícono de la lucha por la igualdad de género y una inspiración para las nuevas generaciones.
Durante la ceremonia del pasado jueves 18 de abril de 2024, se reconocieron a tres mujeres cuya influencia sigue viva: Marta Sahagún, destacada por sus amplios esfuerzos sociales; Marinela Servitje, por su dedicación a la niñez; y Yolanda da Santos de Hoyos, fundadora del Ballet de Monterrey hace 25 años, además de otras acciones filantrópicas. A su vez, recordaron a aquellas ya fallecidas, cuyas obras datan incluso del siglo XVII, pero que solo ahora están siendo adecuadamente valoradas. Las mujeres más antiguas, que su labor se centraba principalmente en el hogar y la gastronomía, permanecen en gran medida desconocidas. Conforme nos acercamos a tiempos más recientes, comienzan a emerger en campos empresariales y profesionales.
Adentrarme en las páginas sobre ellas me llevó a rincones fascinantes de la historia. Se acercan las mujeres a la actualidad y es entonces cuando comienzan a surgir estas ‘nuevas’ empresarias que aportan desde profesiones académicas. Y sí, ahí estaban las de hoy, las que han recibido preparación, las que tenemos la fortuna de contar con medios de comunicación para manifestar nuestro trabajo, pero ¿qué hay de las que se fueron?, ¿y de las que vivieron en un mundo dominado por hombres? Esas ya tienen un lugar en la historia gracias al Paseo de la Mujer, a aquellas que contaban con herramientas circunstanciales, empíricas, por necesidades económicas, un fogón, o por herencia...
De las que ya no están con nosotros se honraron a 12 mujeres cuyas vidas han sido testimonio de valentía y visión. Desde Paula de Benavides (1600-1684), pionera del periodismo en la época novohispana, hasta Amparo Serrano Espinosa (1965-2022), emprendedora y promotora cultural. También a María Francisca Maximina Muguerza Crespo de Calderón (1849-1913), que destacó como accionista mayoritaria en los inicios de Cervecería Cuauhtémoc, que tomó las riendas tras el fallecimiento de su esposo, Don Jose Calderón Penilla, en marzo de 1889 y fue ignorada en la historia de la empresa. Juana Catalina Romero (1837-1915) que a su finca de Oaxaca, ‘Santa Teresa’, la gente acudía en busca de ayuda económica o moral. Modernizó la agricultura con avances tecnológicos, mejorando la vida de sus trabajadores. Su primer viaje al extranjero fue a Cuba, inspirada por el deseo de mejorar la producción de azúcar. María Pons Nicoux (1893-1974) innovó en la industria del mole, mientras que Fidencia Quiroga Chavarría (1884-1975), conocida como la Tía Lencha, participó en el desarrollo de la carretera Monterrey-Nuevo Laredo con su Merendero Quiroga, popularizando el tan norestense machacado con huevo.
Natalia Medina Núñez (1903-1986) colocó a Linares en el mapa gastronómico mexicano con sus famosas Glorias de leche quemada. María Gertrudis Torres Altamirano (1909-1991), una figura importante en la cultura de Chihuahua que ayudó al acceso de medicinas e insumos médicos para la salud, fundadora de la farmacéutica Casa Marzam.
María Elena Aguilar Preciado (1929-2001) promovió la economía social y la capacitación de mujeres para generar ingresos familiares. Olga Gamboa Páez de García (1924-2006) creó la fórmula del Cloralex y fue cofundadora de Grupo ALEn. Blanca Rosa Álvarez Rodríguez (1923-2018) inspiró a miles a través de la Asociación Mexicana de Mujeres Jefes de Empresas. Augusta Piña de Machado (1927-2019) fue pionera en la exportación de carne a los Estados Unidos.
El legado de ellas perdura como fuente de inspiración y guía para las futuras generaciones, que se da a conocer gracias al Paseo de la Mujer, que bien podría ser también el monumento a las mujeres que la historia olvidó.