Si bien el tipo de cambio del peso mexicano frente al dólar muestra relativa estabilidad apoyado por el aumento de las exportaciones y remesas, persiste un entorno de cautela por parte de los inversionistas extranjeros.
Esto se refleja en los continuos flujos de salida de instrumentos gubernamentales, como resultado de la disminución del apetito por activos financieros mexicanos.
En junio siguió reduciéndose la tenencia de bonos gubernamentales por parte de los inversionistas foráneos, que han mostrado preferencia por activos de otras economías emergentes, en particular por deuda de países asiáticos.
Las condiciones financieras pos-Covid han venido convirtiendo a la economía china en un destino alternativo para los flujos de capital.
Durante el último mes, los extranjeros vendieron 9 mil 948 millones de pesos de sus posiciones en deuda gubernamental mexicana, según cifras del Banco de México.
Además, se hilvanaron siete meses con flujos negativos, pues los diferenciales entre tasas de interés con Estados Unidos que favorecían a México, han sido neutralizados por la inflación.
El valor total de los activos de deuda mexicana en manos de no residentes en el país disminuyó a un billón 757 mil millones de pesos al cierre de junio, el nivel más bajo desde principios de noviembre pasado.
En los seis primeros meses del año hubo salidas de capital extranjero en bonos gubernamentales por 134 mil 261 millones de pesos.
En términos de la moneda estadounidense, esos éxodos son equivalentes a unos 6 mil 680 millones de dólares, lo que no es una cantidad menor.
La principal salida se ha dado en bonos a tasa fija de largo plazo con 128 mil 918 millones de pesos menos en el primer semestre de 2021.
Marginalmente se vio compensada con entradas en Udibonos durante ese periodo. El brote inflacionario ha ‘alimentado’ el apetito por estos instrumentos de cobertura contra la inflación.
Desde el máximo histórico alcanzado en febrero de 2019, la salida es de 517 mil 140 millones de pesos en la tenencia extranjera de bonos gubernamentales, lo que implica una caída de 22.7 por ciento.
A partir de ese punto se ha presentado una pérdida constante de apetito por títulos de deuda mexicana entre inversionistas foráneos.
Claramente tienen una menor disposición para mantener posiciones en papel emitido por el gobierno de México, en un entorno de elevada incertidumbre en los mercados financieros internacionales.
Incertidumbre que está asociada sobre todo a la inflación en Estados Unidos y sus implicaciones para las tasas de interés.
Ayer se informó que la inflación en EU fue de 5.4 por ciento anual en junio, con lo que no sólo superó las expectativas de los analistas, sino que se colocó en su mayor nivel desde agosto de 2008, hace casi 13 años.
Pero el componente subyacente, que refleja de mejor manera las presiones inflacionarias, se situó en 4.5 por ciento anual, la cifra más elevada desde noviembre de 1991, prácticamente 30 años atrás.
Ante el riesgo de una inflación cada vez mayor y más persistente de lo esperado, el primer paso hacia la normalización de la política monetaria en EU podría llegar más pronto que lo anticipado.
Y con él llegarán también un endurecimiento de las condiciones financieras y un dólar más fuerte, que afectarán el comportamiento del peso.
Es de esperar una alta sensibilidad de los activos mexicanos a las condiciones financieras en EU, por lo que la disminución en la tenencia de bonos gubernamentales por parte de los inversionistas extranjeros continuará.