El año entrante se pondrá a prueba la capacidad de crecimiento de la economía mexicana tras agotarse el ‘efecto rebote’ del PIB en 2021.
El principal riesgo en el panorama sigue siendo un potencial repunte de la pandemia de COVID-19 y el surgimiento de mutaciones adicionales del virus SARS-CoV-2.
En el Paquete Económico enviado esta semana por el Ejecutivo al Congreso se prevé un crecimiento puntual de la economía mexicana de 4.1 por ciento para 2022.
Después de la contracción del PIB de 8.3 por ciento en 2020, el crecimiento esperado por la Secretaría de Hacienda para este año es de 6.3 por ciento, que es muy superior al previsto inicialmente.
Sin embargo, la estimación de crecimiento para 2022 de los analistas consultados en las encuestas del Banco de México y de Citibanamex está en 2.9 y 3 por ciento, respectivamente.
En la entrevista con Enrique Quintana para El Financiero, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, dijo que el impulso que tuvo la economía a partir de la recuperación “bastante fuerte y muy procíclica” desde el segundo semestre de 2020 y que se extendió a la primera mitad de 2021, continuará el próximo año.
Según el funcionario responsable de la política fiscal, la prolongación de la recuperación está sustentada en “tres impulsores”, que son la inversión en manufactura mexicana, el fortalecimiento del consumo interno y el impacto de la inyección fiscal en Estados Unidos, que se extenderá a 2022.
El hecho es que hay condiciones para crecer por arriba de lo que sugiere la expectativa del consenso de analistas, sostiene Ramírez de la O.
No obstante, entre los analistas de los mercados financieros hay coincidencia en que la previsión de crecimiento de 4.1 por ciento para 2022 proyecta un panorama “optimista” sobre el PIB.
En ese sentido, no se puede decir que nuestra economía recuperará el ritmo de expansión que registró previo a la pandemia, porque ya había ausencia de crecimiento desde 2019, cuando el PIB se contrajo 0.1 por ciento.
Los pronósticos que se dan a conocer en el Paquete Económico para el resto del sexenio del presidente López Obrador indican que la actividad económica tendrá un desempeño poco relevante y más bien inercial.
Sobre la base del crecimiento –en realidad, decrecimiento– observado en los dos años anteriores, del rebote esperado para 2021 y del panorama económico de mediano plazo, para el periodo 2019-2024 se estima un crecimiento promedio anual de 1.4 por ciento, que no está como para ‘decir a los cuatro vientos’ ni tampoco para ‘presumir’.
De acuerdo con los datos del INEGI sobre el PIB, entre 2001 y 2006, en el gobierno de Vicente Fox, el crecimiento promedio de la economía mexicana fue de 2 por ciento anual.
Entre 2007 y 2012, en la presidencia de Felipe Calderón, el crecimiento promedio fue de 1.8 por ciento anual.
Y entre 2013 y 2018, en el sexenio de Enrique Peña Nieto, el crecimiento promedio fue 2.4 por ciento anual.
Previo a la pandemia, AMLO sostenía que en su gobierno habría crecimiento y que se llegaría a la meta de 4 por ciento anual en promedio.
En su nuevo libro, A la mitad del camino, plantea una “nueva meta de 2 por ciento anual en el sexenio”, que es justo lo que creció la economía durante el ‘periodo neoliberal’, de 1983 a 2018, del que tanto reniega el presidente.
Pero aun el 2 por ciento está por arriba de lo que sugieren los supuestos oficiales para el crecimiento económico en el gobierno de AMLO.
Lo más prudente es ir con tiento y no ‘comprar’ expectativas de crecimiento que pueden estar sobregiradas.
De lo contrario, será inevitable el golpe de la decepción.