Al margen de la polémica que se armó entre presidentes que participaron el sábado en la VI cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, el reto de los países de la región es romper la inercia de bajo crecimiento que ya exhibían antes de la crisis causada por la pandemia de Covid-19.
En su más reciente Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2021, publicado a fines de agosto, la Cepal anticipa que la región crecerá 5.9 por ciento en este año, al reflejar un rebote estadístico por la baja base de comparación de 2020, pero el crecimiento se moderará a 2.9 por ciento en 2022.
Esto, después de que en 2020 la región registrara la peor contracción económica desde 1900 (-6.8 por ciento) y el peor desempeño de todas las regiones en desarrollo.
De acuerdo con la Cepal, el crecimiento de 5.9 por ciento en 2021 no permitirá recuperar el nivel del producto de 2019.
Solo nueve de los 33 países de la región lo lograrían, que no es el caso de México, mientras que en 2022 otros cinco países habrían alcanzado los niveles de 2019.
El organismo de Naciones Unidas deja claro que, más allá del crecimiento esperado en 2021, uno de los grandes desafíos de la región es mantener un crecimiento sostenible e inclusivo en los años siguientes.
“Este desafío no es menor si se considera que la dinámica de crecimiento ya era baja antes de la crisis y que en el sexenio 2014-2019 la región creció a una tasa promedio de 0.3 por ciento, uno de los periodos de menor crecimiento desde que se tiene registro, sólo comparable con el sexenio que incluye la Primera Guerra Mundial y el de la Gran Depresión”.
Antes de aspirar a una mayor integración latinoamericana y del Caribe, como se planteó en la cumbre de la CELAC, el reto está en asegurar la recuperación económica.
Para México, la Cepal pronostica un crecimiento de 6.2 por ciento en este año, que está en línea con las previsiones del Banco de México, la Secretaría de Hacienda y de otros organismos internacionales como el FMI y la OCDE.
Para 2022 prevé una desaceleración del crecimiento de la economía mexicana a 3.2 por ciento, que aun así está por arriba de las expectativas provenientes de las principales encuestas entre analistas.
La estimación de Hacienda, que muestra una perspectiva optimista por parte del gobierno mexicano, apunta a un crecimiento de 4.1 por ciento para el próximo año.
Pese al entorno de mayor optimismo, México no es la ‘estrella’ ni tampoco el ‘campeón’ del crecimiento en la región, donde este año destacarán Panamá y Perú con tasas de doble dígito, de 12 y 10.6 por ciento, respectivamente, seguidos de Chile con un repunte de 9.2 por ciento.
Después vienen Argentina, El Salvador y Colombia con un crecimiento esperado de 7.5 por ciento cada uno.
Al nulo crecimiento desde antes de la crisis se suma el mal desempeño que ha tenido la región en materia de inversión, que muestra una caída progresiva y que en 2020 alcanzó su nivel más bajo en las últimas tres décadas, subraya la Cepal.
En el caso de México, el Inegi acaba de dar a conocer que la Formación Bruta de Capital Fijo (inversión total) es el componente de la demanda interna más rezagado respecto a los niveles previos a la pandemia.
En el periodo abril-junio de este año la inversión es similar a su nivel de finales de 2010, pero 17.3 por ciento menor a su máximo del tercer trimestre de 2015.
Más allá de 2021, el escenario de recuperación de la economía mexicana es incierto, en la medida que la inversión siga mostrando debilidad y continúe siendo insuficiente para apoyar el crecimiento e impulsar la creación de empleo formal.
Más que una mayor integración latinoamericana y del Caribe, la prioridad debe ser alcanzar una recuperación sostenible frente a la pandemia, pues –como lo advierte la Cepal– no está asegurada ni siquiera en los países que han logrado una alta tasa de vacunación.
En México sólo la tercera parte de la población total ya tiene esquema de protección completo, por lo que el virus está lejos de ser controlado, además de que el nivel de vacunación es aún insuficiente para alcanzar una pronta inmunidad comunitaria.