En julio la inflación general en México registró una tasa anual de 8.2 por ciento –con el redondeo de cifras–, después de que en junio se ubicó en 8.0 por ciento, con lo que no sólo se aceleró, sino que alcanzó su nivel más alto desde diciembre de 2000.
El dato del Inegi, publicado ayer en la mañana, aún no permite concluir si la inflación general está por alcanzar su pico, esperado por el Banco de México para este tercer trimestre del año, ni tampoco si está cerca de iniciar una tendencia descendente, prevista para el cuarto trimestre.
El economista en jefe de Invex, Ricardo Aguilar, anticipa repuntes importantes del INPC todavía en agosto y septiembre, meses en que la inflación general podría aumentar hasta 8.5 por ciento anual, antes de ‘descender moderadamente’ hacia el cierre del año.
Sin visos de ceder, la inflación subyacente registró una tasa anual de 7.7 por ciento en julio –también con el redondeo de cifras–, con lo que aumentó desde 7.5 por ciento en junio y extendió su tendencia alcista a 20 meses consecutivos de incrementos.
La inflación subyacente, que incluye los componentes de mercancías y servicios, cuyos precios suelen ser más estables o menos volátiles, es también la más elevada desde diciembre de 2000.
El indicador subyacente continúa reflejando incrementos tanto en la inflación de mercancías como en la de servicios, pero dentro de las primeras destaca que las presiones se han intensificado en las mercancías alimentarias.
De acuerdo con el observatorio económico México, ¿cómo vamos?, la inflación en alimentos “es alarmante”, ya que en el país 38.8 por ciento de la población se encuentra en situación de pobreza laboral.
El Inegi informó que la inflación anual de las mercancías alimentarias se posicionó en 12.1 por ciento, nivel no visto desde diciembre de 1999.
Este incremento de doble dígito afecta principalmente al segmento más vulnerable de la población.
La inflación vino a profundizar los desafíos impuestos por la pandemia a los hogares mexicanos con menores ingresos, que son los que destinan una mayor proporción de su gasto al consumo de alimentos.
Por lo pronto, los datos de inflación de julio justifican un nuevo aumento en la tasa de interés de referencia de Banxico.
La mayoría de los analistas encuestados por Citibanamex –32 de 33– anticipa que la tasa de política monetaria se incremente en tres cuartos de punto, de 7.75 a 8.50 por ciento, en la decisión que se anunciará mañana después del mediodía.
Banxico nunca ha elevado la tasa de interés de referencia a ese nivel objetivo desde que ésta se adoptó como principal instrumento de señalización de la política monetaria en 2008.
Ya en junio pasado, en decisión unánime de la Junta de Gobierno, aumentó la tasa en tres cuartos de punto, siendo la primera vez en que se incrementó en esa proporción.
Mañana volvería a subirla en tres cuartos de punto, acción que en la junta de gobierno se cree que sería un mensaje más fuerte del compromiso con el objetivo prioritario de estabilidad de precios.
Si nunca antes había aumentado la tasa en esa magnitud, es porque no se había tenido un panorama tan complejo para la inflación como el actual.
Al margen de que se enfrenta un entorno muy complejo para la inflación y con alta incertidumbre, se espera que Banxico incremente a 8.50 por ciento la tasa objetivo para emular el accionar de la Reserva Federal de Estados Unidos, donde la inflación también alcanzó niveles muy elevados.
Hace dos semanas la Fed aumentó el nivel objetivo de la tasa de Fondos Federales en tres cuartos de punto, después de una acción igual en su reunión de junio, movimiento que no se había presentado desde 1994.
Se considera que Banxico debe igualar el incremento de la Fed para mantener el diferencial de tasas de interés entre ambos países.
Para finales de 2022, los analistas de mercados encuestados tanto por Citibanamex como por Banxico siguen pronosticando una tasa de 9.5 por ciento.
En ese nivel se advierte el posible fin del ciclo restrictivo en México, pero queda la duda de si podrá frenar e incluso revertir la tendencia al alza tanto de la inflación general como de la subyacente.
Lo único cierto es que combatir la inflación se ha vuelto cada vez más cuesta arriba.