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El ‘acarreo’ del crecimiento

El crecimiento anual del PIB podría sorprender este año, pues es muy factible que se ubique cerca o incluso ligeramente por arriba de 3.0 por ciento, pero hay que tomarlo con cautela.

En su largo mensaje del domingo pasado en el Zócalo capitalino por ‘4 años de transformación’, el presidente López Obrador reiteró lo que ya había dicho antes en el sentido de que “en la nueva política económica, moral y social que hemos aplicado desde el principio de nuestro gobierno se ha desechado la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función de indicadores de crecimiento que no necesariamente reflejan las realidades sociales”.

Sin embargo, el mismo AMLO destacó que “ya está creciendo de nuevo la economía. Este año aumentará el 3.5 por ciento, y ese mismo porcentaje, estimo, cuando menos para 2023 y 2024″.

El pronóstico del presidente para 2022 tiene un tono optimista frente a lo que espera el consenso de analistas, pero pudiera no estar muy alejado de la realidad, no así el estimado para el año entrante y el siguiente, que es sólo un buen deseo.

El crecimiento de la actividad económica de México en el periodo julio-septiembre de este año se desaceleró marginalmente respecto al observado en los dos trimestres previos, pero ligó cuatro trimestres seguidos de expansión.

La cifra de crecimiento económico del tercer trimestre del año fue revisada ligeramente a la baja por el INEGI desde la estimación oportuna.

En el periodo referido el PIB creció a una tasa trimestral de 0.9 por ciento y la estimación oportuna, publicada el pasado 31 de octubre, apuntaba a un crecimiento de 1.0 por ciento trimestral.

No obstante, el PIB registró un crecimiento anual de 4.3 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, tal como se había anunciado de manera preliminar.

No pocos analistas consideran que ese crecimiento a tasa anual en parte se debe a los efectos de una baja base de comparación, pues en el tercer trimestre de 2021 la economía se contrajo 1.1 por ciento.

Las cifras de crecimiento anual “responden en buena medida a un efecto aritmético, más que a un repunte sólido de la actividad productiva; ello puede generar una visión equivocada de la evolución de la economía”, advirtió el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

De acuerdo con el INEGI, los tres grandes grupos de actividad económica mostraron crecimiento en el periodo julio-septiembre respecto a los tres meses previos.

El PIB de las actividades primarias o agropecuarias avanzó 2.0 por ciento; el de las terciarias, representadas por el comercio y los servicios, 1.1 por ciento; y el de las secundarias o industriales, sólo 0.6 por ciento en el tercer trimestre de 2022, si bien fue impulsado por la manufactura.

Además, el crecimiento en los primeros nueve meses del año fue de 2.8 por ciento respecto al mismo periodo de 2021.

La buena noticia es que la actividad económica se colocó 0.3 por ciento por arriba de su nivel del cuarto trimestre de 2019.

Esto quiere decir que a la economía mexicana le tomó prácticamente 11 trimestres recuperar los niveles previos a la emergencia sanitaria por Covid-19.

Por el contrario, a Estados Unidos le llevó cuatro trimestres recuperar lo perdido por la pandemia, contrastó el CEESP.

“La recuperación de México ha sido más lenta que en la mayoría de los países”, agregó el organismo de análisis económico de la cúpula empresarial.

La mala noticia es que la actividad económica nacional aún está 0.4 por ciento por debajo de su nivel máximo previo, que alcanzó en el tercer trimestre de 2018.

Aun con el crecimiento de 0.9 por ciento en julio-septiembre, el tamaño actual de la economía mexicana es similar al que tenía en el cuarto trimestre de 2017, según las cifras del INEGI.

Es probable que el crecimiento anual del PIB sorprenda este año, pues es muy factible que se ubique cerca o incluso ligeramente por arriba de 3.0 por ciento.

Pero hay que tomar las cifras con cautela y no echar las campanas al vuelo.

Sí, creceremos más de lo que organismos internacionales, autoridades nacionales y analistas anticiparon previamente, pero en buena parte será por el efecto aritmético –conocido como ‘acarreo’ o carry estadístico– derivado de una baja base de comparación.

Mantener esa dinámica de crecimiento anual representará un desafío en 2023.

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