Al inicio del tercer trimestre del año, el consumo privado en México exhibió un débil desempeño, lo que podría sugerir que ya se manifiestan los efectos del alza en la inflación general y de la política monetaria restrictiva.
Este viernes se conoció que en julio pasado, las ventas de los agremiados a la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) reportaron un incremento nominal de 1.2 por ciento anual en tiendas comparables o iguales, aquellas que tienen al menos un año de operación.
Mientras que en tiendas totales, que incluyen unidades nuevas, el crecimiento fue de 4 por ciento respecto a julio de 2023.
En ambas mediciones es el menor crecimiento en las ventas de bienes al menudeo en supermercados y tiendas departamentales desde abril pasado.
Dada su moderación, las ventas de la ANTAD en términos reales, es decir, descontando la inflación anual, tuvieron una dinámica negativa en julio.
En la misma línea, el consumo privado en México se contrajo a principios del tercer trimestre del año, según el Indicador de Consumo Big Data BBVA Research, que se construye a partir del gasto efectuado en terminales punto de venta de BBVA en el país.
En julio registró una caída de 1.4 por ciento mensual, después de un modesto crecimiento de 0.1 por ciento en junio, con cifras reales ajustadas por estacionalidad.
Por componentes, el segmento de bienes reportó en julio un retroceso de 1.4 por ciento, luego del crecimiento de 0.4 por ciento observado el mes previo, mientras que el de servicios se contrajo 1 por ciento, tras retroceder 1.2 por ciento en junio.
“Nosotros consideramos que este menor dinamismo del gasto privado se deriva principalmente del menor crecimiento que está registrando la masa salarial real, particularmente el empleo formal”, dijo a este reportero Saidé Salazar, economista principal de BBVA Research y encargada de ese reporte mensual.
De acuerdo con las cifras más recientes, “en términos de trabajadores afiliados al IMSS estamos observando una variación anual promedio de 2.4 por ciento en el periodo enero-julio, lo que se compara negativamente con el (incremento de) 3.6 por ciento que esta variable registró el año pasado”.
La economista señala que, en términos agregados, “creemos que este menor crecimiento en el gasto de las familias se está materializando tanto en el consumo de bienes como de servicios”.
El consumo privado, que mide el pulso del gasto familiar, se está viendo afectado por la debilidad en el consumo de bienes y el desempeño negativo en el rubro de servicios.
La desaceleración del consumo en los meses recientes pudiera estar relacionada con la tendencia al alza de la inflación general en el país y, probablemente, con las altas tasas de interés.
En una entrevista con Bloomberg, Omar Mejía, subgobernador del Banco de México, dijo que la prolongada caída de la inflación subyacente en el país y la reciente desaceleración económica fueron algunos de los factores que apoyaron la decisión del banco central de recortar, en voto dividido 3 a 2, la tasa de referencia la semana pasada.
La inflación subyacente, que dicho por Banxico “refleja de mejor manera la tendencia de la inflación”, sigue disminuyendo al pasar de 4.4 por ciento anual en abril a 4.1 por ciento en julio.
Por su parte, la actividad económica en México mantiene un bajo crecimiento, pues en el segundo trimestre del año sólo avanzó 0.2 por ciento respecto a los tres meses anteriores.
“Considerando estos elementos, el recorte con grado de restricción no sólo fue adecuado, sino oportuno y eficiente”, dijo Mejía, quien votó a favor de disminuir en 25 base la tasa de referencia a 10.75 por ciento.
Este viernes, Jonathan Heath, también subgobernador del Banxico, pero quien la semana pasada votó a favor de mantener la tasa en el nivel de 11 por ciento, dijo que “yo creo que ya está a la vuelta de la esquina el momento en que ya podemos ir bajando más sistemáticamente las tasas”.
Indicó que, cuando eso ocurra, “hay que hacerlo con prudencia, con cautela, con cuidado, pero creo que sí está muy cerca ese momento”, en la medida que se observe un mayor progreso en el proceso desinflacionario.
De lo anterior se desprende que un ciclo de relajamiento monetario luce cada vez más cercano.