En el Informe Trimestral del periodo abril-junio que dio a conocer esta semana, el Banco de México (Banxico) estima que en este año el crecimiento económico no llegará ni a la mitad del observado en 2023, cuando el PIB repuntó 3.2 por ciento.
Anticipa que en 2024 el PIB de México crecerá 1.5 por ciento en promedio, incluso menos que el 1.7 por ciento previsto por el mercado.
Para 2025, el primer año de gobierno completo de la administración de Claudia Sheinbaum, se espera una expansión de sólo 1.2 por ciento en promedio.
Banxico estima que el crecimiento de la economía en ambos años “sea moderado”, apoyado, principalmente, en el gasto interno.
En particular, se anticipa que el consumo privado y, en menor medida, la inversión privada continúen expandiéndose.
De acuerdo con el diagnóstico del banco central, la actividad económica nacional “atraviesa por un periodo de marcada debilidad”.
Además, “persisten riesgos” para la economía mexicana ante “la incertidumbre que prevalece” por factores tanto internos como externos.
Es por eso que los riesgos para el escenario central de crecimiento económico están sesgados a la baja.
Desde la perspectiva de Banxico destacan un crecimiento menor a lo esperado de la economía de Estados Unidos, en detrimento de las exportaciones mexicanas dirigidas a ese mercado, así como una mayor incertidumbre asociada con los diversos procesos electorales a nivel global, incluido el de EU.
También, un menor impulso del gasto público sobre la actividad económica que el anticipado, en un contexto de fuertes presiones fiscales en México.
Como se recuerda, para 2025 se anticipa un escenario de consolidación fiscal con un menor gasto para reducir el déficit en las finanzas públicas a niveles de 3 a 3.5 por ciento del PIB desde 5.9 por ciento este año.
Algunos riesgos más son un mayor escalamiento de los conflictos geopolíticos que genere efectos adversos en la economía mundial, un apretamiento más duradero de las condiciones financieras a nivel global y/o episodios de volatilidad en los mercados financieros, así como una mayor vulnerabilidad de la economía nacional a los fenómenos meteorológicos extremos.
Según la encuesta de julio realizada por Banxico a especialistas en economía del sector privado, el tema de mayor preocupación entre los factores que podrían obstaculizar el crecimiento económico de México en los próximos meses se relaciona con la gobernanza.
A nivel particular, los principales factores son los problemas de inseguridad pública y la incertidumbre política interna, presumiblemente –no lo precisa la encuesta– por la nueva composición del Congreso federal y las reformas constitucionales propuestas por el presidente López Obrador para “enterrar” el neoliberalismo.
La nueva composición del Poder Legislativo con sobrerrepresentación de la mayoría de Morena y sus partidos aliados en la Cámara de Diputados y con virtual mayoría calificada en el Senado, permitirá redefinir no sólo la ley fundamental, sino el Estado mexicano sin mayor debate, como se pretende hacer con la reforma al Poder Judicial.
…Y el ‘golpe de realidad’
Hace seis años, antes de ser presidente constitucional, López Obrador pintó su raya del neoliberalismo al proponer un modelo económico “semejante” al que se aplicó durante el periodo del ‘desarrollo estabilizador’, de 1954 a 1970, para crecer 4 por ciento y alcanzar tasas de 6 por ciento durante su sexenio.
El 6 por ciento se alcanzó en 2021, pero por un ‘efecto rebote’ después de la caída de 8.4 por ciento en 2020 como resultado de las afectaciones a la economía por la pandemia de covid-19.
Desde entonces la economía mexicana ha seguido una ruta con rendimientos decrecientes.
Asumiendo que se cumpliera el escenario central de Banxico para 2024, con un pronóstico para el PIB de 1.5 por ciento, México tendría un crecimiento promedio anual en el sexenio de AMLO de 0.9 por ciento.
Será la expansión más baja en un periodo sexenal desde el gobierno de Miguel de la Madrid, entre 1983 y 1988, cuando la economía se estancó, pues en esa administración el crecimiento promedio anual fue prácticamente de cero.
Y si se tomara como referencia el PIB per cápita o por habitante, seguimos estancados en niveles de 2017.