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¿Quién entiende al Banco de México?

Si algo destacaron los especialistas del comunicado del Banxico de esta semana es lo confuso y contradictorio de algunas de sus partes, escribe Víctor Piz este fin de semana.

Lo dijo Irene Espinosa, subgobernadora del Banco de México (Banxico), a finales de marzo de 2023, si bien en otro contexto inflacionario.

El banco central mexicano enfrenta un desafío importante en términos de su comunicación con el público y el mercado.

Este señalamiento sobre los mensajes institucionales del Banxico respecto a su compromiso con la estabilidad de precios está más vigente que nunca.

El banco central anunció el jueves pasado una reducción de un cuarto de punto porcentual en su tasa de referencia al nivel de 10 por ciento, como era ampliamente esperado por los analistas.

La decisión fue por unanimidad de los cinco miembros de la junta de gobierno del Banxico, pese a que en la decisión previa –en noviembre– uno de sus integrantes planteó considerar en la reunión de esta semana un recorte mayor de la tasa.

En opinión de analistas consultados, el comunicado sobre la decisión de política monetaria anunciada el jueves es difícil de leer, pues es confuso en sus mensajes.

Hay elementos importantes en sentidos distintos”, dijo a quien esto escribe Jessica Roldán, economista en jefe de Finamex Casa de Bolsa.

Las expectativas de inflación general del banco central tanto para el cierre de este año como para el 2025 se mantienen en niveles por arriba del objetivo de 3 por ciento.

De hecho, las expectativas de inflación general y subyacente del segundo trimestre de 2025 en adelante se revisaron al alza.

El comunicado del jueves justificó que “considerando una mayor persistencia en la inflación de servicios, dichos pronósticos se revisaron al alza”.

Esa es la razón por la que ahora “se espera que la inflación general converja a la meta en el tercer trimestre de 2026”.

Todavía el mes pasado se esperaba que la inflación general alcanzara la meta de 3 por ciento en el cuarto trimestre de 2025.

Desde hace tiempo la convergencia puntual a la meta de inflación se ha venido retrasando por parte del Banxico.

“El Banco de México está retrasando la convergencia de la inflación a su meta casi en un año, está subiendo los pronósticos tanto de inflación general como subyacente y nos está diciendo en el comunicado que esa revisión al alza tiene que ver con un componente de mayor persistencia”, enfatizó Roldán.

El comunicado contrasta que “la inflación de mercancías se ubica en niveles bajos, mientras que el rubro de servicios ha descendido sólo moderadamente”.

Para nada está siendo fácil romper con la persistencia de la inflación de servicios, de la que depende en buena medida que la inflación subyacente, que refleja mejor la tendencia inflacionaria, mantenga una trayectoria a la baja.

En opinión de la economista en jefe de Finamex, “queda todavía un elemento importante por entender: a qué se están refiriendo, sobre todo cuando en las minutas de la decisión previa todos los miembros de la junta habían reconocido el progreso en la inflación de servicios”, que mostró signos de moderación, si bien incipientes.

Además de lo anterior, en el comunicado del banco central se indica que “ante el avance en la desinflación podrían considerarse en algunas reuniones ajustes a la baja de una mayor magnitud, si bien manteniendo una postura restrictiva”.

De la llamada guía futura o prospectiva se desprende que en 2025 podría ponerse en la mesa la posibilidad de discutir recortes en la tasa de medio punto, pese a que el panorama inflacionario continúa siendo complejo y retador.

Jessica Roldán sugiere hacer una revisión de las herramientas del Banxico, porque “probablemente hay un problema de comunicación” que, desde su perspectiva, “está haciendo poco previsibles las decisiones” de política monetaria sobre la tasa de referencia.

En medio de esta confusión cobra sentido lo que dijo en marzo de 2023 Irene Espinosa, quien el próximo 31 de diciembre concluye su periodo como subgobernadora e integrante de la Junta de Gobierno.

Lo que planteó fue la necesidad de hacer una evaluación integral de la política de comunicación del banco central para posicionar los mensajes institucionales con mayor claridad.

En efecto, el Banxico tiene que caminar hacia una comunicación lo más explícita y clara posible con el público y el mercado para no confundir ni dar una imagen de complacencia con el nivel de inflación.

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