La administración de la presidenta Claudia Sheinbaum lanzó un guiño a la IP nacional y extranjera con el Plan México, luego de la incertidumbre y la cautela en la inversión privada y el entorno empresarial derivadas del proceso de aprobación de las reformas constitucionales del ‘Plan C’.
Reformas como la del Poder Judicial y la que elimina siete organismos autónomos, aprobadas por la supermayoría legislativa de Morena y sus partidos aliados, no sólo modifican el marco institucional del país, sino que anulan todo contrapeso al gobierno federal.
El Plan México, que prevé inversión privada en sectores estratégicos como energía, busca ubicar al país entre las 10 principales economías del mundo al final del sexenio de la presidenta Sheinbaum en 2030.
De acuerdo con la jefa del Ejecutivo, esta estrategia tiene registrados dos mil proyectos con un portafolio de inversiones de 277 mil millones de dólares de empresas que “quieren llegar a México”.
El objetivo del plan es reducir las importaciones, producir más en México y contribuir al mercado regional.
Al presentar el marco global del plan, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, dijo que de 2000 a 2023 China tuvo un incremento exponencial en sus exportaciones mundiales, mientras que Norteamérica perdió una importante participación.
Aseguró que si Norteamérica reemplaza el 10 por ciento de las importaciones que hace de China, aumentaría el producto interno bruto de México, Estados Unidos y Canadá:
“México crecería 1.2 por ciento más en el producto interno bruto de lo que crece normalmente; Estados Unidos crecería 0.8 por ciento más, y Canadá crecería 0.2 por ciento más”.
Ramírez de la O aclaró que “este es el planteamiento que hicimos en la Secretaría de Hacienda, lo que sigue de aquí son decisiones de política pública en materia comercial, política industrial y lo que corresponda hacer en el marco del tratado de libre comercio con Norteamérica”.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, destacó que el Plan México es un primer borrador para incrementar el valor agregado en proveeduría local y cadenas globales, desarrollar vocaciones regionales en polos de bienestar y corredores industriales, y fortalecer el desarrollo científico.
El plan “es lo que podría yo denominar como la carta de navegación de México para la nueva era que vamos a enfrentar”, dijo el responsable de la política comercial del país.
El Plan México se presentó como un proyecto de largo plazo con 12 metas específicas para 2030.
Destacan incorporar al país en el ‘top 10’ de las economías del mundo, elevar la proporción de la inversión respecto al PIB arriba de 25 por ciento a partir de 2026 y arriba de 28 por ciento en 2030, y crear 1.5 millones de empleos adicionales en manufactura especializada y en sectores estratégicos.
Además, lograr que el 50 por ciento de la proveeduría y el consumo nacional sean hechos en México en los sectores textil, calzado, mobiliario y juguetes, así como crecer 15 por ciento de contenido nacional en cadenas globales de valor en los sectores automotriz, aeroespacial, electrónico, semiconductores, farmacéutico y químico.
Según datos del FMI, en 2024 México habría sido la economía número 12 del mundo, por detrás de Canadá y Rusia, que ocupan los lugares 10 y 11, respectivamente.
De manera que el reto es escalar dos lugares entre las mayores economías mundiales para regresar al ‘top 10’, en el que ya estuvo México hace varios años.
Por su parte, la formación bruta de capital fijo, que mide la inversión en el país, fue equivalente a 24.3 por ciento del PIB nacional en el tercer trimestre de 2024, por lo que está cerca del 25 por ciento, que alcanzó al cierre de 2023.
El reto es llegar al 28 por ciento del PIB, nivel de inversión nunca observado en México desde que se tiene registro.
¿Cómo se van a lograr las metas? Los resultados proyectados estarán apoyados por un conjunto de acciones a emprender desde hoy y hasta el 19 de abril.
La acción más inmediata es la publicación, el viernes, del decreto de nearshoring para la depreciación acelerada de inversiones nuevas en activos fijos, hasta 2030, para empresas globales mexicanas.
Esto sugiere que el proceso de relocalización de empresas cobrará una relevancia estratégica, particularmente ante el muy probable aumento de las tensiones comerciales entre EU y China.
De ahí que un tema crucial en el contexto de la próxima administración de Donald Trump en EU, es crear un entorno más favorable para la atracción de inversiones a México.