CEO de Public and Corporate Solutions
De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), las industrias creativas y culturales generan 2.25 billones de dólares cada año, lo que representa el 3.0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Esto se traduce en 30 millones de empleos generados por el sector cultural alrededor del mundo; en este sentido, crea más plazas laborales para las personas jóvenes entre 18 y 25 años que cualquier otro sector. Así, la economía creativa se ha convertido en uno de los sectores con mayor crecimiento en los años recientes.
Adicionalmente, ha cobrado relevancia su contribución al impulso del desarrollo sostenible centrado en las personas. En el marco de la pandemia por Covid-19 y las medidas de confinamiento implementadas en diversos países, la cultura y las artes fueron fundamentales para brindar bienestar y ser más resilientes, en un entorno adverso dominado por la incertidumbre.
Sin embargo, la emergencia sanitaria mundial también mostró la vulnerabilidad de la economía creativa. Todos los actores involucrados en las industrias creativas y culturales –creación, producción, distribución y acceso– sufrieron ante la recesión económica global derivada de la pandemia.
Dada su importancia, la UNESCO ha asumido un compromiso para destacar y amplificar la contribución de la economía creativa bajo tres principios: 1) transformación y remuneración equitativa, 2) derechos económicos y sociales de los profesionales de la cultura y 3) alianzas interagencias y proyectos participativos.
Por estas razones, 2021 fue declarado Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible en la 74ª Asamblea General de las Naciones Unidas. Además, el futuro de la economía creativa es una de las cuatro áreas temáticas que se analizan en Mondiacult 2022, la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible que se celebra ahora en México.
Las conclusiones que surjan de Mondiacult serán cruciales para que, a partir de los nuevos paradigmas de cooperación sobre políticas culturales impulsados por la UNESCO, puedan enfrentarse los desafíos y se avance en la consolidación de la economía creativa como motor del desarrollo sostenibles de los países. En México, por ejemplo, según datos del INEGI, en 2020, el PIB de la cultura representó 2.9 por ciento del total del país; de esta cifra, las actividades relacionadas con los medios audiovisuales aportaron el 37.8 por ciento.
Se espera que, con el liderazgo de México y la secretaria Alejandra Frausto, los análisis y debates de estos días en Mondiacult, tengan como resultado un Pacto Global por la Cultura que promueva las ideas, la creatividad y la innovación que fortalezcan la economía creativa en México y el mundo.