México puede presumir de contar con grandes maestras y maestros del piano. A lo largo de nuestra historia jazzera hemos sido testigos de grandes músicos intérpretes, mujeres y hombres, que dan cuenta de ello. Uno es Abraham Barrera Ávalos.
Los Barrera, como se les conoce en el medio a los cuatro hermanos Barrera Ávalos (Javier, Abraham, Iván y Jonathan), son talentosos músicos quienes desde edad muy temprana estuvieron en contacto con el quehacer músical y artístico, impulsados por sus padres. Clases particulares, el Centro Cultural Ollin Yoliztli y la ahora Facultad de Música de la UNAM, los formaron.
Sus inclinaciones y gustos musicales, son diversos, pero coinciden en una: el jazz y la improvisación. Eso, y el que cada uno eligiera un instrumento diferente para su desarrollo, los llevó inevitablemente a crear B4 –así como a los hermanos Toussaint, Sacbé–, un trío y luego cuarteto con el que dejaron 2 grabaciones de jazz fusión: Jazz (2000) y Corazón de Bronce (2006), y es en este segundo material en donde podemos percibir ya un indicio de hacía dónde se dirigía la música Abraham.
Difícil encontrar a un pianista con un desarrollo discográfico como el que ostenta Abraham Barrera; en donde la exploración musical se da en una, dos o tres vertientes distintas, a veces de manera simultánea o con pocos meses de diferencia entre un proyecto y otro. “Me gusta estar siempre proponiendo”, comenta Abraham con respecto a los 15 discos que ha grabado como líder de proyecto, a los que habría que sumar los que produce o hace la dirección artística o asesora.
Abraham tomó clases de piano desde niño, primero en Toluca y posteriormente ingresó a la Escuela de Iniciación Musical del Centro Cultural Ollin Yoliztli en donde, como caída del cielo, fue adoptado por la pianista cubana Ninowska Fernández-Brito, cuya formación se desarrolló a mediados del siglo XX tanto en la isla como en el Conservatorio Tchaikovski, en Rusia. Con ella se le abrió el mundo de los compositores clásicos y al desarrollo de una gran técnica, que hasta la fecha se le percibe al momento de interpretar.
La inquietud musical de un adolescente Abraham no paró en Beethoven, Stravinsky o Rachmaninov, comenzó a frecuentar festivales de jazz y bajo la tutela de Ignacio Gutiérrez Campoy, fue que inició, junto con sus hermanos, su exploración formal en el género, que prosiguió con dos grandes como Enrique Nery y Jorge Martínez Zapata. A esta formación hay que añadir la admiración e influencia que tres pianistas y directores de orquesta han tenido en él: André Previn, Leonard Bernstein y Silvestre Revueltas.
A este bagaje musical se le han ido sumando referencias literarias, como Carlos Fuentes a quien en Ocaso le compone una Suite de tres movimientos; o el trabajo conjunto con Iraida Noriega en un ambicioso y gran proyecto como Luminosa, que recupera literatura latinoamericana ideada para interpretarse con orquesta y combo de jazz.
Agustín Lara, Manuel María Ponce, Manuel Esperón, boleros clásicos, son algunos de los compositores y música que ha explorado y homenajeado con arreglos y discos, los cuales ha ido alternando con proyectos de música original en tríos o quintetos, que comenzó en 2008 con el disco Leyendo Sueños, en donde los temas están vinculados con esculturas de Carlos Aguilar. A este álbum le han seguido diversos proyectos acompañado de de músicos como: Aarón Cruz, Antonio Sánchez, Giovanni Figueroa, Hernán Hecht, Iraida Noriega, Salvador Merchand, Fernando de Santiago, Carlitos del Puerto o Bruno Ramírez, y en los que ha desarrollado sus inquietudes y complicidades musicales.
Abraham Barrera es un músico y jazzista en cuya diversidad sonora radica su esencia, su propuesta y su visión. Difícil de catalogar, Abraham va del jazz contemporáneo, a explorar su lado electrónico con sintetizador y tuba en Ey’ Trío y de ahí, a continuar el trabajo de fusión que Enrique Nery, entre otros músicos, iniciaron en los años 70 entre el jazz y el mariachi con su disco Jazz Mariachi Ensamble, uno de sus más recientes y que vale mucho la pena escucharlo y disfrutar de temas originales que oscilan entre la música mexicana de concierto, la improvisación del jazz y los sonidos característicos del mariachi.