Política

Chicán, el pueblo yucateco que no habla ni escucha


 
 
Yoisi Moguel / corresponsal

CHICÁN, Yuc. Sumido en la discapacidad auditiva y del habla, la explotación laboral y la pobreza alimentaria, el pueblo de Chicán, perteneciente al municipio de Tixmehuac, clama en silencio por salir del olvido, así como de la marginación social y gubernamental.
 
 

A poco más de 130 kilómetros al sur de la capital del estado, en los límites con Quintana Roo, se ubica esta pequeña comunidad de origen maya que es referencia de estudio en el ámbito social, antropológico y médico por universidades nacionales y extranjeras, por presentar una situación inusual en el mundo: 30% de sus poco más de 850 habitantes son sordomudos, característica especial que la diferencia a todas las comunidades del estado, de la península y del país.
 

De generación a generación

De acuerdo con el investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán, Jorge Canto Herrera, aquí se han detectado varias generaciones de sordomudos en las familias, incluso hay hogares en que los padres e hijos tienen esta discapacidad.
 
 
El caso de esta comunidad, explicó, es diferente porque la sordera que se padece es profunda y en el mundo no hay personas que no escuchen totalmente como ellos, por ello y por el porcentaje de habitantes es motivo de estudio científico y médico. Canto Herrera señala que un ser humano escucha con 20 decibeles, pero aquí hay casos de personas que requieren 100 decibeles para activar ese sentido en una mínima capacidad, precisó.
 
 

El investigador sostiene que estudios han demostrado que el caso de Chicán es una mutación genética en el sistema auditivo, originado porque en la comunidad sólo hay tres familias nucleares, cuyos integrantes se han casado entre sí por muchas generaciones.
 
 

Aquí son tres apellidos los que dominan: Collí, Tilán y Canché, de origen maya, que provienen de las personas que fundaron el poblado.
 
 

Los primeros casos de sordera, apuntó, se descubrieron en 1976, cuando se registraron 13 en una población de 450; para 2005 eran 30, y en 2013 se tiene un registro de 180.
 
 

Según datos históricos este pueblo maya surgió en 1900, pero 40 años después desapareció a consecuencia del hambre debido a la sequía y a la invasión de la langosta que ocasionó que sus habitantes se marcharan por tres años, retornando en 1943.
 
 
Pero en 2013 la modernidad se rehúsa a pasar por Chicán, y el tiempo parece transcurrir sin prisa para dejar a este pueblo sumergido en el atraso, con el rostro de miseria en cada una de sus calles y en sus casas.
 
 
Catalogada como de muy alta marginación, esta población busca subsistir todos los días luchando contra la marginación social y económica, mediante el autoconsumo y el autoempleo en sus propios hogares, que les permite a las familias reunir 200 pesos a la semana. Para ello realizan actividades como el urdido de hamaca, la apicultura, el cultivo de sus pequeñas parcelas y la cría de animales de patio, al carecerse de algún sitio donde para trabajar, puntualiza la directora del Instituto para el Desarrollo del la Cultura Maya del Estado de Yucatán (Indemaya), Elizabeth Gamboa Solís.
 
 

Los habitantes de este lugar, señaló, en su mayoría son mayahablantes, pero aquellos que son sordos y no hablan han creado su propio código con el que se comunican entre ellos. Éste emplea señas de la lengua maya y ruidos, que ya son conocidos por toda la comunidad.
 

Marginados

Para atender a los niños y adolescentes en materia de educación se cuenta con una escuela preescolar, una primaria y una telesecundaria. Y aunque los niños sordomudos pueden asistir, la realidad es que los maestros no están preparados para atenderlos, situación que provoca que dejen de acudir. Por ello, el analfabetismo es alto y la escolaridad promedio de la población es de cuatro años. 
 

Chicán también carece de servicios de salud, pues no hay un médico de 24 horas que atienda emergencias, de ahí que los habitantes tienen que ser trasladados al hospital y clínica del municipio de Tekax, a 45 minutos de distancia, el más cercano. Mientras que en sanidad, a simple vista destaca la limpieza de sus calles y viviendas, pero el aire descubre la falta de baños, pues de 121 hogares, sólo 40 tienen instalaciones sanitarias y 104 tienen acceso a la luz eléctrica.
 
 

Danilu Vales, integrante de la Asociación Peninsular Pro Deficiencia Auditiva, subrayó que Chicán ha sido ignorada durante años por las autoridades. "Hasta la fecha sólo esta asociación ha trabajado con la comunidad".
 
 
Sin apoyo de las autoridades
 

[Yoisi Moguel / El Financiero]
 
 
 
El comisario Adalio Canché Collí dijo a este diario que esta comunidad también está en el olvido por motivos políticos, pues aseguró que la administración municipal del perredista Edilberto Rodríguez, que lleva apenas un año en el gobierno, ha retirado todos los apoyos.
 
 

Como ejemplo citó que hasta mediados de 2012 en la escuela primaria de Chicán funcionaba un comedor comunitario que era auspiciado por el DIF estatal y municipal, que brindaba alimentos a los niños y padres de familia, mediante el pago de un peso.
 
 

Pero al entrar la actual administración, dijo, la comunidad ha quedado marginada, y el alcalde de Tixmehuac sólo otorga los apoyos a su gente a través de su operador político.
A principios de año, recordó, visitó la localidad la presidenta del DIF estatal, Sarita Blancarte de Zapata, la cual hizo el compromiso de dotar de despensas a las familias de Chicán, situación que sólo se dio en dos ocasiones.
 

Canché Collí añadió que la mayoría de la gente se dedica a la labor del campo, a cosechar maíz y verduras para su autoconsumo, ya que no tienen oportunidades laborales en la región.
 
Una persona que se dedica al urdido de hamacas obtiene un ingreso semanal de 200 pesos, ya que por cada hamaca les pagan entre 60 y 80 pesos, por lo que en una semana trabajando todo el día sólo pueden hacer tres.
 
 

Por ello, Adalio Canché subrayó que Chicán necesita ser tomado en cuenta por las autoridades municipales, estatales y federal, así como por sus legisladores, para poder mejorar sus condiciones de vida.
 
 
Otra carencia que se tiene es la falta de un vehículo para el traslado de enfermos, por lo cual cuando una persona se enferma y es necesario trasladarla al municipio de Peto o Tekax, la familia tiene que absorber el costo del viaje, y si no tienen dinero lo quedan a deber y lo pagan posteriormente.
 
 

El comisario puntualizó que ha solicitado apoyos ante el ayuntamiento de Tixmehuac, DIF estatal y demás dependencias para llevar programas a la comunidad como son educación para las personas sordomudas, empleo temporal, mejoramiento de escuelas, repavimentación de calles, entre otros, sin encontrar respuesta alguna.
 
 

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