CIUDAD DE MÉXICO.- Violencia, manifestaciones y desacuerdos fueron la pauta que marcaron la semana en que el titular de la Secretaría de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong se subió al templete a dialogar con los alumnos inconformes del Instituto Politécnico Nacional (IPN), un día antes de que se celebrara el aniversario 46 de la mítica matanza de estudiantes en la plaza de las Tres Culturas, en Tlaltelolco.
El escenario hostil fue además aderezado por la ausencia del titular del Ejecutivo, Enrique Peña Nieto, quien se encontraba de gira en Nueva York. Momento crítico para el responsable de la política interna que, como cualquier institución, se encontraba en un momento de crisis o de oportunidad.
En torno al tema, hay diferentes posturas. Para Liébano Sáenz, presidente de la firma Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), una suma de desafortunados sucesos culminó con un acto inteligente. "Desde cualquier punto de vista, los hechos se miden por los resultados y el desactivó un problema que tenía una causa real por la mala comunicación de un buen reglamento –el reglamento no tiene problema, lo que pasa es que está mal comunicado- ", dijo en entrevista.
Los muchachos en una manifestación muy genuina y muy ordenada y el gobierno vio la oportunidad de decir que sí da la cara en un momento muy complejo, yo creo que la peor semana que ha tenido en materia de seguridad. La salida fue un movimiento muy audaz y lo fueron estudiando a lo largo de paseo de la Reforma.
Fernando Lerdo de Tejada, presidente de Estrategia Total, y otrora vocero de la Presidencia en la administración de Ernesto Zedillo, recuerda cuando la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fue tomada por varios días. "Después de mucho tiempo, se decidió entrar a las instalaciones, una solución distinta pero también muy eficaz dadas las circunstancias, pues los estudiantes y un grupo de características radicales se oponían", recordó.
La lección es que no podemos generalizar una sola fórmula de resolver los problemas, sino las características específicas y los momentos que cada uno de ellos presenta para tomar las mejores decisiones.
No obstante, lo que para algunos fue una buena estrategia para otros fue desmantelar una bomba, esto a decir de Rubén Aguilar, vocero de la Presidencia de la República en la administración de Vicente Fox. "Me parece que hizo lo que tenía que hacer en términos de desmantelar la presión, pero me parece un gran error de corte estratégico el que se ceda y se niegue la reforma del IPN, en ese sentido me parece que el gobierno simplemente cedió y en algo que no debe de ceder que es la transformación de esa institución", señaló.
La actitud del secretario de Gobernación es de luz y sombra: me parece bien que dé la cara, que salga a la calle y que establezca el diálogo, pero no me parece adecuado que por evitar el conflicto ceda a todo lo que los estudiantes demandan en contra de ellos mismos, pues el IPN se tiene que modernizar, transformar y ponerse a tono con las instituciones de educación superior a nivel mundial.
En torno al mismo tema, Julio Madrazo, fundador de la firma consultora De la Calle, Madrazo y Mancera, y exasesor de la Presidencia en la administración de Ernesto Zedillo, indicó que la negociación y el tiempo en que se anunciaron los cambios fueron incorrectos y devino en errores estratégicos.
"No se negoció nada, se aceptaron, no hubo un diálogo, nunca vimos argumentos concretos y de fondo de los cambios al reglamento, por lo que habría sido más productivo que se hubiera generado un espacio de diálogo y de trabajo real para saber lo que se tiene que hacer en el Poli para mejorar la calidad de sus egresados", apuntó.
Era importante que la situación no creciera más. La estrategia fue muy eficaz porque resolvió que el tema siguiera creciendo, pero no es la manera de llevarlo de manera permanente. Quienes creen que puede ser una manera de pedir cabezas se equivocan, pues se actuó de manera muy específica para lo que pasa en el IPN pero no significa que el gobierno vaya a conceder espacios de manera tan fácil.
De acuerdo con los consultados, el primer error fue cometido en la figura de la directora del IPN, quien no supo comunicar los cambios que se querían realizar al interior de la institución superior. "más oportunidades del mercado de trabajo.
La rectora se equivocó porque no supo plantear su propuesta al interior de la comunidad, un error que me parece estratégico", dijo Aguilar.