Pemex refinó en los primeros quince días de julio la menor cantidad de crudo para un periodo similar desde diciembre de 1990.
Si bien para ese dato jugó un papel fundamental el incendio y posterior inundación que dejó fuera de servicio a la mayor refinería del país, Salina Cruz, el problema va más allá.
De hecho, desde la década pasada ya se había anticipado que uno de los retos de esta industria era la creciente demanda de productos derivados del petróleo, comenzando por un aumento importante en la demanda de gasolinas ante el aumento en las ventas de vehículos, además de un repunte en las compras de gas para la expansión industrial.
Ante un aumento en la demanda de productos petrolíferos, se recomendó ampliar la capacidad de refinación y almacenamiento en el país. Y ésta es una asignatura pendiente, ya que ante el aumento de la demanda, Pemex optó por incrementar el monto de las importaciones de petrolíferos, en lugar de concretar la construcción de una nueva refinería que se tenía programada para 2015 en Tula, Hidalgo.
Las condiciones actuales antojan difícil aumentar la capacidad de refinación de Pemex, pero en su lugar las importaciones de gasolinas, diésel, gas e incluso petróleo crudo van en aumento.
A continuación te presentamos cinco gráficas que te explican cómo se encuentra la industria de refinación de México.
1. Capacidad de Refinación
El sistema de refinación de México consta de seis instalaciones (Cadereyta, Madero, Minatitlán, Salamanca y Salina Cruz), además de una coinversión en Estados Unidos con Shell (Deer Park).
En total, el sistema de refinación instalado en México tiene una capacidad de procesamiento de crudo de un millón 546 mil barriles diarios; sin embargo, hasta mayo apenas procesó 916.4 mil barriles diarios, esto es, casi el 60 por ciento de su capacidad instalada.
En los primeros días de julio, la refinación de 695 mil barriles diarios de crudo es equivalente a un 42 por ciento de la capacidad del país.
Para hacer frente a sus necesidades de petrolíferos, Pemex incrementó sus importaciones, principalmente de Estados Unidos.
Muestra de ello es que Pemex es el principal comprador de la producción de Deer Park, toda vez que de los 340 mil barriles que procesa diariamente esta refinería, Pemex compra más de la mitad.
2. Cae la producción de crudo
Una de las limitantes que tienen las refinerías mexicanas es una reducción en el flujo de materias primas, principalmente por una menor actividad de extracción en México.
La producción de petróleo tiene, a 2016, 13 años consecutivos con caídas.
El año pasado se produjeron 2.153 millones de barriles diarios de crudo, lejos del máximo alcanzado en 2004, de 3.382 millones.
En su informe de actividades a mayo, Pemex dio a conocer que su producción de crudo alcanzó un promedio diario de dos millones 17 mil barriles, una caída de 8.6 por ciento en comparación con lo registrado en el mismo periodo del año anterior.
Esto se debe en gran parte a la falta de nuevos descubrimientos y el agotamiento de los que están en operación.
De acuerdo con información de Pemex, al cierre del primer trimestre del año estaban en promedio en operación ocho mil 240 pozos, una reducción de 111 en comparación con lo registrado al cierre de 2016.
Pero desde su punto más alto, alcanzado en 2013, se observa una caída de mil 476 pozos en activo.
3. Limitada inversión
Si bien el presupuesto para refinación mostró un crecimiento entre 2004 y 2014, de 22.7 por ciento promedio anual, esto es insuficiente, sobre todo si se considera que se necesita ampliar la capacidad de refinación de México.
Al cierre de 2014 (último dato disponible), la petrolera mexicana dio a conocer que se invirtieron en refinación dos mil 702 millones de dólares, un aumento de 18.6 por ciento frente a lo devengado un año antes.
Sin embargo, si lo comparamos con lo que hace un gigante como Exxon, vemos que esta inversión es insuficiente.
Este gigante petrolero anunció en marzo que invertiría 20 mil millones de dólares para expandir sus plantas de refinería y químicas en la Costa del Golfo de México en los siguientes cinco años.
4. ¿Dónde se registra la menor producción?
Pareciera que la menor capacidad de refinación se concentra en las gasolinas, pero el déficit se extiende a productos como el gas LP.
De acuerdo con información de Pemex, en los últimos siete años la producción de gas LP cayó a un ritmo de 12.5 por ciento promedio anual, seguido por la producción de diésel y de gasolinas automotrices que cayeron a tasas de 5.5 y 4.4 por ciento, respectivamente.
Pero también la producción de combustóleo cayó a un ritmo de 1.7 por ciento promedio anual y de turbosina en 1.4 por ciento anual.
La solución a esta caída es cubrirla con importaciones, principalmente en el segmento de las gasolinas y diésel, además de que México es el mayor consumidor de gas estadounidense.
5. Importaciones petroleras
El ser considerado un país petrolero no garantizó la autosuficiencia de los derivados y del propio gas, situación que se acentúo en los últimos años por la baja en la producción nacional y el aumento de las necesidades de petrolíferos como gasolinas y el gas.
De acuerdo con información de Pemex, en lo que va del siglo XXI las importaciones petroleras pasaron de los cuatro mil 672 millones de dólares en el año 2000 a los casi 20 mil millones que se reportaron en 2016. En 2012 alcanzaron un máximo de 31 mil millones de dólares.
Por estructura de importaciones, en 2016 el 89 por ciento de las compras externas son petrolíferos (gasolinas y diésel principalmente), en tanto que el 10.6 por ciento fueron compras de gas y sólo 0.4 por ciento fueron petroquímicos.