Marion Reimers no recela el sacrificio. Están habituados a él los deportistas de alto rendimiento –fue campeona nacional de karate– y también los profesionales que siguen a los deportistas en sus hazañas. “Me imagino que tiene que ver también con la lógica protestante alemana; uno se gana el cielo con trabajo”.
“Tengo una cultura de sacrificio, de trabajo, de disciplina, de autoexigencia. Me imagino que viene de mi cultura deportiva”, añade.
Reimers pertenece a la tercera generación de emigrantes alemanes nacida en México. Como toda su familia, fue formada en el Colegio Alemán. Sus padres y maestros la incentivaron a practicar deportes y diversificar sus intereses. Es una aficionada a la lectura, el cine y la música. En su casa, hacer deporte era moneda corriente. Nadó, montó, jugó tenis y, en el colegio, no hubo deporte que no practicara: handball, atletismo, basquetbol, voleibol y futbol. “Mi vida siempre ha estado muy orientada al deporte; era una parte integral de lo que posteriormente terminaría siendo mi vida adulta”.
Estudió arte y fotografía en Italia y después comunicación, en el Tec de Monterrey. Esos estudios complementarios debían conducirla a la que entonces era su meta: convertirse en documentalista y publicar fotografías de naturaleza en National Geographic.
Un serio accidente de coche, que le dejó secuelas físicas que superó con rehabilitación y pilates, obligó a Reimers a buscar empleo, mucho antes de terminar la carrera. Su padre le había comprado un auto que sería el único. Destrozado éste, le advirtió, tenía que ver por ella misma. “Busqué la oportunidad de trabajar mientras estudiaba”.
Hizo un casting en Fox, pero su facilidad para hablar idiomas –alemán, inglés e italiano– le abrió un lugar subtitulando conferencias de prensa deportivas; fue asistente de redacción y diseñadora de gráficos y tablas de posiciones. Hacía la talacha. Conforme ascendía, “me di cuenta de que mi camino era muy orgánico, porque estaban uniéndose el deporte y la comunicación. No fui fotógrafa, pero terminé en un muy buen lugar”.
En 2010, ante el desafío de cubrir un Mundial sin imágenes (porque los derechos de transmisión pertenecen a TV Azteca y Televisa), Fox implementó una central de noticias en Buenos Aires con enviados a Sudáfrica. Reimers representó a México en la central argentina, que pretendía reflejar la diversidad de acentos y puntos de vista que existen desde la Patagonia hasta Baja California.
“Eso me dio un empuje enorme, porque no únicamente pude figurar y darme a conocer en Argentina, Uruguay, Colombia, Bolivia, Paraguay o Perú, sino que tuve la posibilidad de desarrollar, como dicen los argentinos, mucha gimnasia, mucha cintura”. Recién titulada, Reimers conducía una mesa de debate y un noticiero. “Discutía con señores argentinos en la televisión sobre futbol. Hubo días en los que estuve ocho horas a cuadro. Era muy desgastante”.
-¿No estabas aterrada?
-Aterrada y emocionadísima. Tenía 25 años y los argentinos no son fáciles para hablar de futbol.
-Los argentinos no son fáciles para hablar de nada.
-Fue un desafío increíble, no lo niego, y por momentos intimidante, pero generé una buena impresión y eso significó que me volvieran a considerar para la cobertura de la Copa América en 2011, y a raíz de eso desarrollaron un programa de intercambio de talentos, aunque era muy difícil para personas que tenían familia.
Reimers, autora de Juega como niña, se mudó a Argentina y estudió una maestría en periodismo en la Universidad Torcuato Di Tella.
Además de la deportiva, la otra dimensión de Marion Reimers, que la ha convertido en un personaje notorio, es su activismo feminista. Fue acosada por un productor: “Ese desagradable episodio despertó cosas dentro de mí que ya se venían calentando, porque el despertar feminista, por lo menos en mi caso, no sucedió de la noche a la mañana”.
La periodista y analista, primera mexicana nominada a un premio Emmy de deportes en Estados Unidos y primera mexicana en narrar una final de la Champions League, fundó en 2017 Versus México. “Muchas periodistas deportivas vivimos bajo de este esquema de ‘la abeja reina’, pero somos muchas mujeres trabajando en la industria y debemos atender mucho más nuestra posición dentro de ella y cambiar el entorno construido por hombres que hablan a otros hombres de lo que hacen otros hombres”.
Cuando Versus lanzó su primera campaña, las dos colegas de Reimers, Verónica Rodríguez y Jimena Sánchez, fueron insultadas, acosadas y amenazadas de manera brutal. “Al margen del perfil que cumplamos dentro de la industria, nos van a seguir atacando por el hecho de que somos mujeres. Y a veces rechazamos la narrativa de que somos víctimas, pero lo somos. De esa situación puedes salir victimizada o fortalecida y ese poder sí lo podemos encontrar nosotras”.
-Comparativamente con lo que sucede en Argentina o en Europa, ¿cuál es la situación de las periodistas deportivas en México?
-Me parece que es un reflejo de la situación de las mujeres en nuestro país en general, o sea que ser mujer en México es un deporte extremo. Y no tenemos quién nos lo narre, para usar esa analogía. Cada vez tenemos más mujeres en el periodismo de deportes a cuadro, más mujeres que empiezan a ocupar otros espacios, pero detrás de cámara hay muy pocas, en puestos de decisión hay muy pocas, en las transmisiones de partidos que no sean femeniles hay muy pocas, y eso influye en la representación, pero influye también en que muchas periodistas tengan miedo y, cuando al fin llegan a ocupar una posición, teman cuestionar o enfrentar a los hombres para no poner su precaria posición en riesgo. Estamos atrapadas en un círculo vicioso todavía, pero estas batallas que hemos librado muchas de nosotras, rendirán frutos para que haya más mujeres en el periodismo deportivo y también en el deporte”.