Una de las cosas más odiosas de la adolescencia y que si no se pone la atención necesaria puede convertirse en un problema es sin duda la aparición de acné, relacionada con cambios hormonales.
Los granitos suelen aparecer en cara, cuello, hombros, pecho y espalda, zonas con mayor acumulación de glándulas sebáceas, que son las encargadas de producir sebo para lubricar la piel y el cabello.
En la adolescencia, las hormonas pueden hacer que estas glándulas tengan una sobreproducción de sebo, obstruyendo los poros y generando infecciones. Te decimos cuáles son algunas de las principales:
Punto blanco: es aquella protuberancia que se genera cuando el poro se obstruye y sobresale en la superficie de la piel.
Espinilla o punto negro: aparece cuando el poro se obstruye, pero permanece abierto y la capa superior del poro se oscurece.
Granos rojos: estos aparecen cuando el poro se abre y el sebo, las bacterias y las células muertas de la piel generen una infección bajo la piel. Muchas veces aparece pus en la punta del poro como parte de la reacción del cuerpo ante la infección bacteriana.
Pero, ¿cómo cuidar tu piel? De acuerdo con Ailín Salcedo, cofundadora de ASH Natural, puedes combatir el acné de estas formas:
-Evita tocar, pellizcar, exprimir cualquier imperfección, esto puede aumentar la infección en tu piel e incluso generar cicatrices de por vida.
-Desarrolla una rutina de limpieza que te ayude a equilibrar la grasa en tu rostro comenzando por shampoo facial, loción facial, suero hidratante, mascarilla détox y exfoliante.
-Limpia tu rostro al despertar y antes de dormir, de esta manera le darás una ayuda extra a tu piel para mantener la grasa equilibrada. El acné no desaparece de un día para otro. Para que tu rutina sea eficaz, debes tener paciencia y ser constante.
-Si notas que tu problema de imperfecciones es severo, lo más recomendable es acudir con un dermatólogo que te pueda recetar medicamentos específicos para prevenir la formación de granos y antibióticos que eliminen a las bacterias de la piel.