Los adultos jóvenes de México están volviendo a salir de fiesta, aun cuando la nación está entrando en su tercera ola de casos del nuevo coronavirus y la campaña de vacunación aún no llega por completo a los menores de 30 años.
La cifra de pacientes graves de entre 60 y 69 años ha disminuido en lo que va del año a medida que las personas de la tercera edad reciben sus vacunas, de acuerdo con la Secretaría de Salud del país. Sin embargo, las hospitalizaciones se han duplicado con creces entre las personas de 30 a 39 años, quienes apenas empiezan a vacunarse.
Apenas cerca de 40 por ciento de los adultos de México han recibido al menos una dosis de la vacuna.
En tanto, los jóvenes veinteañeros salen en grandes números a restaurantes y puestos ambulantes de cerveza en la Ciudad de México, sobre todo el fin de semana. Pocos portan mascarillas, y muchos están parados hombro con hombro mientras cantan o gritan.
Sin embargo, los adultos jóvenes también están acudiendo a los centros de vacunación, ansiosos de recibir su dosis.
A menudo, la motivación para inocularse es poder regresar a los sitios de trabajo. Si bien el Gobierno de México se opone a que la vacunación sea obligatoria, es evidente que muchos consideran que la gente inoculada estará más segura, y será más aceptada en la oficinas y en otros lugares de trabajo.
César Chávez Beltrán, de 32 años, se formó para recibir su primera dosis de la vacuna COVID de AstraZeneca en la Ciudad de México. Como empleado de un banco, está en contacto con otros compañeros y con el público. Le dieron tiempo libre en el trabajo para ir a vacunarse.
“En mi trabajo obviamente les avisé que iba a venir a la vacuna y una vez que me la haya puesto voy a reincorporarme a mis labores”, comentó.
La otra gran motivación es volver a la normalidad.
Luis David Díaz Sandoval, de 30 años, trabaja como ingeniero de audio en eventos de danza y se encontraba entre los primeros treintañeros en recibir la vacuna.
“La verdad ha sido mucha gente que ha fallecido y esperemos que con esto podamos tener un poco más de control”, dijo el joven.
“Ya vemos muchas fiestas, muchos compañeros que de repente ya se vacunaron y andan por ahí en la calle, ya sin el cubrebocas, ya sienten que pasó esto”, dijo. “No, esto creo que apenas empieza”.
A diferencia de otros países donde se ha visto una oposición a las vacunas por parte de los jóvenes, en México la renuencia parece provenir de gente de mayor edad que vive en estados rurales como Chiapas, donde los centros de inoculación a menudo lucen vacíos.
El plan de vacunación de México, una vez que obtenga dosis suficientes, es inocular a todas las personas mayores de 18 años, pese al hecho de que se han registrado algunos efectos secundarios inusuales entre los jóvenes que han recibido las vacunas desarrolladas por Pfizer y AstraZeneca, que representan dos terceras partes de las dosis del país.
“Lo deseable es que todas las personas estén protegidas, ya que es muy raro que la vacuna tenga efectos indeseables”, señaló el secretario de Salud, Jorge Alcocer.
México ingresó la semana pasada a su tercera ola de la pandemia de coronavirus, luego de que los casos aumentaron 29 por ciento respecto a la semana anterior.
Pero hasta ahora, en la ola más reciente, solo se han ocupado una cuarta parte de las camas de hospital de la nación. En la oleada anterior se ocuparon todas las camas disponibles en muchas partes del país
Las autoridades de sanidad de la Ciudad de México señalaron que prevén que la tercera ola alcance su punto máximo en agosto en la capital, que ha sido la entidad más afectada en las dos olas anteriores.
Hasta ahora, México ha reportado más de 235 mil muertes confirmadas por COVID-19, pero debido a que el país realiza muy pocas pruebas diagnósticas de coronavirus, las cifras del propio gobierno sobre muertes excedentes indican que el número real es de unos 360 mil decesos.
México es uno de los pocos países que no ha suspendido los vuelos o exigido que los turistas presenten pruebas negativas de COVID-19 para ingresar al territorio, y el turismo internacional ha ayudado a impulsar el repunte de infecciones en estados que dependen de éste, como Baja California Sur y Quintana Roo.
Los turistas internacionales también corren el riesgo de contraer la enfermedad. Trece estudiantes de Bolivia siguen aislados en un hotel de Quintana Roo luego de que se contagiaron mientras vacacionaban en México, aunque ninguno ha presentado síntomas graves. Otros 13 se enfermaron, pero se recuperaron y regresaron a Bolivia, de acuerdo con las autoridades estatales.