La pérdida de olfato por el COVID-19 podría estar relacionada con una mayor predisposición a enfermedades neuronales como el Parkinson y el Alzheimer, plantea un estudio publicado la semana pasada en la revista científica The Lancet.
Los autores postulan que las personas que ha perdido el olfato debido al coronavirus podrían tener una mayor susceptibilidad a futuros trastornos neurológicos.
“Postulamos que, en las personas que se han recuperado de COVID-19, un déficit olfativo crónico, recrudescente o permanente podría ser un pronóstico de una mayor probabilidad de secuelas neurológicas o trastornos neurodegenerativos a largo plazo”, señalan los investigadores.
Apuntan que un estímulo inflamatorio desde ciertas zonas de la nariz hasta las regiones cerebrales conectadas con ellas podría acelerar los procesos patológicos y la progresión sintomática de la enfermedad neurodegenerativa.
“El deterioro olfativo persistente después de la infección por SARS-CoV-2 podría, por lo tanto, servir como marcador para identificar a las personas con un mayor riesgo a largo plazo de enfermedad neurológica”, alertan los científicos.