Johnson & Johnson detuvo una prueba en etapa intermedia de su vacuna contra el VIH en el sur de África después de que la inyección mostró una capacidad insuficiente para proteger a las personas de contraer el virus.
El ensayo, llamado Imbokodo, reveló que la vacuna tiene solo 25 por ciento de efectividad en la prevención de la infección por VIH durante un período de dos años.
Una vacuna similar desarrollada por el fabricante de medicamentos continuará siendo probada en Europa y América en un estudio de etapa final llamado Mosaico, dijo Paul Stoffels, director científico de J&J.
La interrupción del estudio es otro revés en los esfuerzos por controlar el VIH, una enfermedad tratable pero potencialmente letal que afecta a casi 38 millones de personas en todo el mundo. Aproximadamente 1.5 millones se infectaron el año pasado. Si bien las personas pueden llevar una vida sana con el virus, la prevención con una vacuna todavía parece fuera de su alcance.
“Con las vacunas, parece muy difícil de hacer”, dijo Stoffels en una entrevista. “El virus se integra casi de inmediato en el cuerpo y es muy difícil crear una protección inmunológica”.
Ese estudio africano inscribió a unas 2 mil 600 mujeres en cinco países en la parte sur de África, donde la infección por VIH es extremadamente común y a menudo se transmite por contacto heterosexual. Imbokodo comenzó a inscribir participantes en 2017, centrándose en mujeres con alto riesgo de contraer el VIH.
Proteger a las mujeres de la infección por el VIH “sigue siendo una gran prioridad mundial”, remarcó Mitchell Warren, director ejecutivo de AVAC, una organización de defensa de la vacuna contra el VIH.
“Ver que este producto no será una opción viable para las mujeres en riesgo es una decepción”, aceptó.
El trabajo de J&J en una vacuna contra el VIH ha sido alentador, dijo Warren, ya que es el primer gran fabricante de medicamentos en el campo en lograr un gran progreso desde que el ensayo de Merck & Co. de una inyección fracasó hace casi 15 años. El éxito de la tecnología basada en adenovirus de J&J en sus vacunas contra el ébola y el COVID-19 también era un buen augurio, apuntó.
La vacuna contra el VIH de J&J utiliza un virus del resfriado que se modifica para generar una respuesta inmunitaria contra el virus del SIDA. Los participantes recibieron un total de cuatro inyecciones, dos de la vacuna y dos inyecciones de refuerzo que contenían proteínas del VIH que se esperaba que agudizaran aún más la respuesta inmunitaria.
El objetivo del estudio de 50 por ciento de eficacia se estableció a un nivel que podría “cambiar el futuro de la pandemia del VIH”.
“No lo conseguirás con 25 por ciento”, apuntó.
Pero la esperanza no muere ahí
Sin embargo, el segundo estudio de la vacuna continuará, ya que es lo suficientemente diferente como para que aún tenga posibilidades de éxito, remarcó Stoffels.
El estudio Mosaico inscribió a una población masculina y transgénero donde la propagación del VIH es menos intensa y los patrones de transmisión son diferentes.
Los pacientes reciben seis inyecciones de un régimen de vacuna que tiene un espectro un poco más amplio, dijo. A pesar del revés, Stoffels añadió que es optimista de que la eficacia limitada de la vacuna puede ayudar a los científicos a avanzar hacia un tratamiento que sea más efectivo. Se analizarán las respuestas inmunitarias de los participantes del estudio para comprender mejor por qué algunos estaban protegidos y otros no.