A la Organización Mundial de la Salud le preocupa que la variante ómicron se descarte como leve, incluso cuando se propaga a un ritmo más rápido que cualquier cepa anterior de COVID-19.
Recientemente, la variante se ha detectado en cerca de 77 naciones, aunque probablemente ya se encuentre en la mayoría de los países, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
“Nos preocupa que la gente llegue a la conclusión de que se trata de una enfermedad leve”, dijo Bruce Aylward, asesor principal de la OMS, a los periodistas en una sesión informativa el martes.
“Un virus más transmisible puede causar tanto daño, o más, que uno que es más severo pero menos transmisible”, destacó.
La combinación de una mayor socialización durante las vacaciones y una tensión que se transmite más fácilmente puede conducir a “situaciones muy peligrosas”, agregó.
La aparición de ómicron, con su gran número de mutaciones, hace que los científicos de todo el mundo se apresuren a seguir su progreso y determinar si la variante puede evadir las vacunas actuales, es más transmisible que las variantes anteriores o causa una enfermedad menos grave.
Por lo pronto, las vacunas de Pfizer y Johnson & Johnson, parecen prevenir en gran medida la enfermedad grave de ómicron, según muestran estudios sudafricanos.
Asimismo, las dos dosis de Pfizer pueden ofrecer un 70 por ciento de protección contra la hospitalización a causa de dicha variante.
Las primeras observaciones han demostrado que la mayoría de los pacientes no necesitan oxígeno ni un tratamiento intensivo para la enfermedad, aunque se están realizando más estudios para evaluar mejor el riesgo de ómicron.
“Seguramente, hemos aprendido a estas alturas que subestimamos este virus bajo nuestro propio riesgo”, dijo Tedros.