Los bebés nacidos de madres que sufrieron COVID-19 durante el embarazo mostraron diferencias en los resultados del desarrollo neurológico a las 6 semanas gestación, señaló un estudio preliminar presentado en el 30º Congreso Europeo de Psiquiatría.
“No todos los bebés nacidos de madres infectadas con COVID muestran diferencias en el desarrollo neurológico, pero nuestros datos indican que su riesgo aumentó en comparación con aquellos no expuestos a COVID en el útero. Necesitamos un estudio más grande para confirmar el alcance exacto de la diferencia”, expresó la líder del proyecto, Rosa Ayesa Arriola.
Además, los investigadores encontraron que los bebés nacidos de madres que habían sido infectadas tienen mayor dificultad para relajarse y adaptar sus cuerpos cuando están en brazos, en comparación con los de madres no infectadas, especialmente cuando la infección tuvo lugar a finales el embarazo.
Además, los bebés tienen una tendencia a mostrar mayor dificultad en el control del movimiento de la cabeza y los hombros.
Los investigadores presentaron los datos sobre el embarazo y la evaluación posnatal 6 semanas después del nacimiento; sin embargo, el proyecto continuará para ver si hay efectos a más largo plazo y el grupo monitoreará el lenguaje infantil y el desarrollo motor entre los 18 y los 42 meses antiguo.
La evaluación inicial comparó los bebés nacidos de 21 mujeres embarazadas positivas para COVID y sus bebés, con 21 controles sanos que asisten a la Universidad Marqués de Valdecilla Hospital de Santander, España.
Las madres se sometieron a una serie de estudios durante y después el embarazo incluyendo hormonales, bioquímicas, pruebas salivales, respuestas de movimiento, así como cuestionarios psicológicos.
“Encontramos que ciertos elementos de la medición NBAS se cambiaron en niños de 6 semanas bebés que habían estado expuestos al virus SARS-COV-2. Efectivamente reaccionan ligeramente de manera diferente a ser abrazado o abrazado”, indicó la investigadora Águeda Castro Quintas.
No obstante, los investigadores comentaron que debe tenerse en cuenta que los resultados son preliminares, por lo que se requiere una observación a largo plazo para entender qué otros efectos podrían presentarse a futuro en los bebés.
“Debemos ser conscientes de que se trata de un número comparativamente pequeño muestra, por lo que estamos repitiendo el trabajo, y le daremos seguimiento durante un período más largo. Nosotros necesitamos una muestra más grande para determinar el papel de la infección en el desarrollo neurológico de la descendencia alteraciones y la contribución de otros factores ambientales”, señaló la coinvestigadora Nerea San Martín González.