En México, solo ocho entidades de la República Mexicana permiten a las mujeres abortar de manera legal hasta las 12 semanas de gestación: Ciudad de México, Oaxaca, Hidalgo, Veracruz, Baja California, Colima, Sinaloa y Guerrero.
De acuerdo con cifras de la UNAM, solo 59 por ciento de las mujeres en el mundo tiene acceso a un aborto legal y únicamente en 64 países está despenalizada la interrupción voluntaria del embarazo, mientras que en 24 países está práctica está prohibida bajo cualquier circunstancia.
Debido a la cercanía del Día de Acción Global por el acceso al Aborto Legal y Seguro, que se conmemora el próximo 28 de septiembre, te contamos sobre esta práctica en otros tiempos.
El aborto es una práctica histórica de la que se tiene registro en todas las culturas, ya sea legal o ilegalmente y con posiciones políticas y morales diferentes. Así como en la actualidad, las mujeres que incurren en esta práctica se enfrentan a conceptos culturales, que aprueban o no el aborto, en la antigüedad el aborto también era motivo de debate.
Por ejemplo, los griegos y romanos tenían una actitud permisiva en cuanto a esta práctica. Platón consideraba que el aborto debía ser obligatorio después de los 40 años; Aristóteles proponía que el Estado debía imponer un control de la natalidad fijando el número de hijos que debía tener una mujer; Séneca concebía que el aborto era una práctica bastante natural que contribuía a que la mujer mantuviera su belleza.
“Hubo otras ideas similares, como la de Graciano, siglos después San Alberto Magno, que también tenía la misma idea y que dio los mismos tiempos para que el alma llegara al cuerpo del varón antes que a la mujer, al varón en 40 días y en las mujeres prácticamente a tres meses de gestación”, Alberto Vital Díaz, director del Centro de Enseñanza para Extranjeros el Ciclo de videoconferencias: Relaciones de género y sexualidad en el México del Siglo XX, organizado por el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE).
La penalización del aborto comenzó a materializarse en la Edad Media. El Papa Sixto V lo consideró un pecado y le otorgó pena de excomunión. También planteó que cualquier método anticonceptivo era acreedor a la misma sanción.
En 1917 se estableció en el código de la ley canónica la excomunión para la mujer que abortara y también para médicos y enfermeras que le auxiliaran en ese proceso, lo que se reiteró en 1965 en el Concilio Vaticano.
Para 1988, la legislación se volvió más estricta al estipular la prohibición de cualquier método anticonceptivo.
La situación continuó volviéndose grave. En 1993 el Papa Karol Wojtyla pidió no abortar a 50 mil mujeres violadas por serbios en Bosnia.
Frente a este situación, Alberto Vital Díaz señaló que la interrupción voluntaria es tema crucial para la vida democrática y geopolítica de México y el mundo.