En México, más de 2 millones de niños y niñas viven con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), de acuerdo con la Secretaría de Salud, que es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes de la niñez.
Este padecimiento suele presentarse antes de los 12 años de edad y suele llegar a la adultez. Además, puede ocasionar accidentes, violencia familiar, problemas sociales, deserción escolar, fracaso laboral, embarazos no planeados, ansiedad, baja autoestima, entre otras afecciones.
Las personas con TDAH pueden también pueden tener problemas para prestar atención, controlar conductas impulsivas (pueden actuar sin pensar cuál será el resultado) o ser excesivamente activos, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
¿Cuáles son los síntomas del TDAH?
Las personas con este trastorno presentan un patrón continuo de los siguientes síntomas, los cuales representan un problema en su desarrollo durante la vida cotidiana, según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos:
- Dificultad para prestar atención.
- Hiperactividad: tener un exceso de energía o moverse y hablar demasiado.
- Actuar sin pensar o tener dificultad con el autocontrol.
Por otra parte, los CDC destacan que los siguientes signos también pueden dar una señal de tener TDH:
- Fantasear mucho.
- Olvidar o perder las cosas con mucha frecuencia.
- Retorcerse o moverse nerviosamente.
- Cometer errores por descuido o correr riesgos innecesarios.
- Tener problemas para resistir la tentación.
- Tener problemas para respetar turnos.
- Tener dificultades para llevarse bien con otros.
¿Cuál es el tratamiento para el TDAH?
Un tratamiento oportuno en las personas con TDH puede disminuir significativamente los síntomas evitar repercusiones sobre la personalidad y el carácter. Por ello, en la mayoría de los casos, esta afección puede ser tratado a través de una combinación de terapia conductual y medicamentos.
Para los niños de edad prescolar (4-5 años de edad) con TDAH, los especialistas recomiendan la terapia conductual como la primera línea de tratamiento, aunque esta afección también puede tratarse con medicamentos.
Sin embargo, son los especialistas los que deben determinar cuál es el mejor tratamiento a seguir para cada caso particular.