La pandemia del coronavirus interrumpió los esfuerzos para controlar a la malaria y supuso 63 mil muertes adicionales, así como 13 millones de contagios adicionales en todo el mundo durante dos años, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado el jueves.
Los casos de la enfermedad parasitaria se dispararon en 2020 y siguieron subiendo al año siguiente, aunque a menor ritmo, destacado el jueves la agencia de salud de Naciones Unidas. En torno al 95 por ciento de los 247 millones de infecciones de malaria y las 619 mil muertes del año pasado se producen en África.
“Estábamos lejos de los objetivos antes de la pandemia, y ahora la pandemia ha empeorado las cosas”, dijo Abdisalan Noor, miembro destacado del departamento de la OMS contra la malaria.
Alister Craig, decano de biología en la Facultad de Medicina Tropical de Liverpool, dijo que los progresos en reducir las muertes por malaria se habían estancado incluso antes del COVID-19.
“Es casi como si hubiéramos alcanzado un límite de eficacia de las herramientas que tenemos ahora”, dijo Lister, que no participó en el informe de la OMS.
Noor dijo que esperaba que el uso más amplio de la primera vacuna autorizada contra la malaria, previsto para el año que viene, tuviera un “impacto considerable” al reducir el número de muertes y enfermedades graves si se inmunizaba a suficientes niños, y agregó que más de 20 países han solicitado ayuda a la alianza de vacunas Gavi para conseguir las dosis. Aún así, la vacuna sólo tiene una eficacia del 30 por ciento y requiere cuatro dosis.
Las mosquiteras pueden proteger a la gente de las picaduras de mosquitos que transmiten la malaria. Unos tres cuartos de las mosquiteras proporcionadas por orígenes se han distribuido, según el informe, aunque hay grandes diferencias en algunos de los países más afectados. Las autoridades en Nigeria, por ejemplo, apenas repartieron la mitad de sus existencias, y República Democrática del Congo en cuanto al 42 por ciento.
Los expertos expresan también su preocupación por una nueva especie invasiva de mosquito que prospera en ciudades, son resistentes a muchos pesticidas y podrían desbaratar años de progresos contra la malaria. La especie invasiva aún no ha contribuido de forma significativa a los contagios en África en general, pero es probable que sea responsable de un repunte reciente en zonas del cuerno de África, explicó Noor.
David Schellenberg, profesor de la Facultad de Higiene y Medicina Tropical de Londres, dijo que hay nuevas herramientas y estrategias prometedoras para combatir la malaria, pero que el problema latente es “el nivel de financiamiento”. La OMS estimó que el total de inversión en lucha contra la malaria, unos 3 mil 500 millones de dólares, era de menos de la mitad de lo necesario para reducir de forma drástica el impacto de la enfermedad.