A los funcionarios de salud de Estados Unidos les gustaría reducir la frecuencia de las inyecciones de COVID-19 a solo una al año y comenzarán a discutir cómo hacerlo.
Sin embargo, una nueva investigación encontró que la inmunidad contra el COVID-19 incrementa cuando se dejan pasar el promedio 400 días entre las dosis de vacunas de refuerzo.
An extended interval between vaccination and infection enhances hybrid immunity against SARS-CoV-2 variants, una investigación de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón, podría dar luz sobre las futuras estrategias de vacunación.
‘’Encontramos respuestas sólidas de anticuerpos neutralizantes entre aquellos con inmunidad híbrida contra todas las variantes, incluido ómicron BA.2′', revela el estudio.
El estudio trabajó con un grupo de 96 personas que laboran en el sector salud; midieron sus anticuerpos a través de muestras de sangre cuando todos estaban sanos, pero ya se habían vacunado antes o después de haberse contagiado de COVID.
El hallazgo fundamental es que la respuesta inmune es proporcional al tiempo entre la vacunación y infección, es decir, 404 días.
Esto sugiere que la potencia y el alcance de la respuesta inmune híbrida (porque se vacunó a alguien que ya tuvo COVID), aumenta con el paso del tiempo el personas que no tienen factores de riesgo.
También muestra que las vacunas de refuerzo contra el COVID no se deben administrar menos de un año.
‘’Cuanto más tiempo transcurre entre la infección natural y la vacuna, mejor parece ser la respuesta inmunitaria en personas sanas’', detalló el investigador Fikadu Tafesse.
Afirmó que la respuesta inmunitaria se vuelve más madura con el tiempo. Esto hace una referencia a las células de la memoria o B, que reconocen al virus y generan proteínas para neutralizarlo.
‘‘Los aspectos temporales de la inmunidad a la COVID-19, en particular por la vacunación y la infección repetidas, se conocen menos que la eficacia de la vacuna a corto plazo’', se explica en la investigación.