La importación, uso y distribución del glifosato y el maíz transgénero serán prohibidos en México, luego de que el Gobierno de México así lo promulgara en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la tarde de este lunes 13 de febrero.
La publicación, que implica el segundo decreto contra el químico, indica que la medida se tomó con el objetivo de “salvaguardar la salud, un medio ambiente sano y la seguridad y autosuficiencia alimentaria”. Por ello, las dependencias de gobierno tendrán la obligación de establecer medidas de seguridad y sancionar a quienes importen y usen glifosato para uso humano. No así en el caso del uso industrial humano y animal, en el que seguirá su uso hasta que se encuentre una alternativa.
La lucha contra el glifosato y el maíz transgénico lleva años en México, y la administración de Andrés Manuel López Obrador se ha esforzado por pelear contra su uso, teniendo como referencia que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a los químicos como “cancerosos”.
Para compensar la salida del glifosato de México, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) continuará con sus labores para proponer alternativas y prácticas agroecológicas y saludables que permitan prescindir del glifosato y que no se vea afectada la producción agrícola en el país y tampoco la salud de los consumidores del grano.
¿Qué es el glifosato?
Se trata de un herbicida que evita que las plantas produzcan sus proteínas necesarias para crecer y finalmente morir. De acuerdo con Green Peace, el glifosato se utiliza para destruir “malas yerbas” que roban espacio, agua, luz y nutrientes a la siembra.
El glifosato se utiliza para “limpiar” el terreno donde se realizará la siembra, ya que ayuda a eliminar las malezas y hace que sea más sencillo el proceso de recolección de cosechas.
Green Peace explica que aunque el glifosato sea un herbicida “de amplio espectro no selectivo y sistémico”, hay estudios que comprueban que algunas especies de plantas desarrollan resistencia contra él. Esto provoca que las malezas se hagan más fuertes y los agricultores incrementen el uso para eliminarlas, lo que conlleva a fuertes daños a la vida silvestre.
Por ejemplo, los árboles que han estado expuestos al glifosato son más débiles y no sobreviven a temperaturas adversas, además de ser más suceptibles a infectarse de hongos.
Otro ejemplo es la destrucción de la flora silvestre, que sirve como alimento para insectos que son benéficos y que, al no tener fuente de alimentación, mueren y afectan por completo al ecosistema.
Origenes del glifosato
La aparición del glifosato se atribuye a Monsanto, empresa perteneciente a Bayer, que lo introdujo al mercado en 1974 y en el 2000 se liberó su patente para que más empresas lo usaran.
Con el paso de los años su uso se volvió polémico, ya que de acuerdo con BBC, algunos cultivos como la soya se tuvieron que modificar genéticamente para resistir al químico.
Daños a la salud a causa del glifosato
Desde 2015, la OMS consideró al glifosato como una sustancia probablemente cancerígena. Además, se sabe que el contacto con el humano genera:
- Irritaciones dérmicas y oculares.
- Mareos.
- Náuseas.
- Problemas respiratorios.
- Aumento de la presión sanguínea.
Green Peace señala que la polémica lleva décadas, ya que algunas instancias de salud y la propia Bayer insisten en que el glifosato no genera daños a la salud; sin embargo, desde la década de los noventa en Reino Unido se presentaron miles de quejas por intoxicación relacionada con el químico.
Otra de las polémicas más importantes es que, aunque Bayer insiste que el glifosato es seguro, ha reservado más de mil millones de dólares para cubrir futuras demandas.
Uno de los casos más conocidos ocurrió en 2014, cuando el jardinero Dewayne Johnson, de Estados Unidos, fue diagnósticado con cáncer terminal y demandó a Bayer, por lo que las autoridades exigieron a la empresa una indemnización de 189 millones de dólares.